Religión, pregunta formulada por nikolcacelasd, hace 4 meses

que es la dignificación de la mujer según la iglesia​

Respuestas a la pregunta

Contestado por thiagoezequielff
1

Respuesta:

es esto

JUTTA BURGGRAF

en mayor medida en enemiga de la mujer, cuando más se desliga del

vínculo con lo eterno y lo divino» 2.

Los cambios sociales no pueden resultar realmente liberadores para

la mujer si no son sustentados por un progreso espiritual paralelo.

Sólo si estamos dispuestos a aceptar a la mujer en su calidad de per-

sona podemos establecer y reconocer propiamente su dignidad, y esto

se produce al considerarla en su relación radical y directa con Dios

Creador.

Dios creó al hombre, varón y mujer, a su imagen y semejanza 3.

Ambos tienen la misma naturaleza y gozan de una libertad intangible

y de suma dignidad; su misión común es ser «iguales a Dios» y mos-

trar esta semejanza en su vida.

La antropología cristiana ha defendido siempre la común dignidad

y la igualdad entre los sexos. Sin embargo, esto no significa que haya

acogido nunca un ideal igualitario. El hombre y la mujer poseen cier-

tamente igual valor en su naturaleza, pero dicha naturaleza se ha

forjado de forma diferente para uno y otra.

La mujer es un ser humano en la forma peculiar que corresponde

a una mujer. No es menos ser humano que el hombre, pero es un

ser humano según su modo propio.

La sexualidad no es para ella una condición que podría no existir.

Al contrario, para la mujer la sexualidad es una realidad que envuelve

su ser y su comportamiento de manera radical, y que corresponde a

una determinación del Creador. De sus propiedades físicas y psíquicas

se puede deducir cuál es y cómo es la vocación femenina.

Es propio de la mujer tener, conforme a la dignidad que le corres-

ponde por creación, una misión y una tarea diferentes a la de los

hombres. Dios ha querido que su misión sea la de compañera y «ayu-

da» del hombre 4. Por la palabra «ayuda» se entiende que la mujer

debe ayudar al hombre a ser él mismo de forma completa. Desde el

momento en que la misma naturaleza 10 ha querido así, los dos sexos

deben complementarse recíprocamente y cada uno de ellos, en su

papel específico, es superior al otro. Tanto el hombre como la mujer

poseen ciertas cualidades espirituales, peculiares para cada uno. Pero

quien se examina con sinceridad, ya sea hombre o mujer, nota los

límites de su propia naturaleza y las carencias que se derivan de ellos.

2. PETER KETTER: Christus und die Frauen, 1. band: Die Frauen in den Evan-

gelién, Stuttgart 1948, p. 5.

3. Cfr. Gen 1,27.

4. Cfr. Gen 2,4-25.

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JUTTA BURGGRAF

en mayor medida en enemiga de la mujer, cuando más se desliga del

vínculo con lo eterno y lo divino» 2.

Los cambios sociales no pueden resultar realmente liberadores para

la mujer si no son sustentados por un progreso espiritual paralelo.

Sólo si estamos dispuestos a aceptar a la mujer en su calidad de per-

sona podemos establecer y reconocer propiamente su dignidad, y esto

se produce al considerarla en su relación radical y directa con Dios

Creador.

Dios creó al hombre, varón y mujer, a su imagen y semejanza 3.

Ambos tienen la misma naturaleza y gozan de una libertad intangible

y de suma dignidad; su misión común es ser «iguales a Dios» y mos-

trar esta semejanza en su vida.

La antropología cristiana ha defendido siempre la común dignidad

y la igualdad entre los sexos. Sin embargo, esto no significa que haya

acogido nunca un ideal igualitario. El hombre y la mujer poseen cier-

tamente igual valor en su naturaleza, pero dicha naturaleza se ha

forjado de forma diferente para uno y otra.

La mujer es un ser humano en la forma peculiar que corresponde

a una mujer. No es menos ser humano que el hombre, pero es un

ser humano según su modo propio.

La sexualidad no es para ella una condición que podría no existir.

Al contrario, para la mujer la sexualidad es una realidad que envuelve

su ser y su comportamiento de manera radical, y que corresponde a

una determinación del Creador. De sus propiedades físicas y psíquicas

se puede deducir cuál es y cómo es la vocación femenina.

Es propio de la mujer tener, conforme a la dignidad que le corres-

ponde por creación, una misión y una tarea diferentes a la de los

hombres. Dios ha querido que su misión sea la de compañera y «ayu-

da» del hombre 4. Por la palabra «ayuda» se entiende que la mujer

debe ayudar al hombre a ser él mismo de forma completa. Desde el

momento en que la misma naturaleza 10 ha querido así, los dos sexos

deben complementarse recíprocamente y cada uno de ellos, en su

papel específico, es superior al otro. Tanto el hombre como la mujer

poseen ciertas cualidades espirituales, peculiares para cada uno. Pero

quien se examina con sinceridad, ya sea hombre o mujer, nota los

límites de su propia naturaleza y las carencias que se derivan de ellos.

2. PETER KETTER: Christus und die Frauen, 1. band: Die Frauen in den Evan-

gelién, Stuttgart 1948, p. 5.

3. Cfr. Gen 1,27.

4. Cfr. Gen 2,4-25.

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nikolcacelasd: que largoooo
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