Geografía, pregunta formulada por lamanster, hace 16 horas

¿que es el neoextractivismo? ¿que relaciones tienen los gobiernos progresistas?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por filipuzziludmila
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Respuesta:

El neoextractivismo implica un cambio en el modelo de explotación de los RRNN y, particularmente, del petróleo. Se intenta, por una parte, captar una mayor parte de la renta petrolera, y por otra, darle un uso eficiente a la misma.

Explicación:

espero que te sirva

Contestado por jhonniernavarrotapia
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Respuesta:

En los primeros lustros del siglo XXI se han producido significativos desplazamientos y transformaciones en la división internacional del trabajo y de la naturaleza. El asombroso ritmo de crecimiento del sur y sureste asiático, y en especial la re-emergencia de China como gran potencia económica, y su transformado en el principal productor industrial del planeta, han generado un extraordinario incremento tanto en la demanda como en el precio de los commodities que producen los países suramericanos.

Esto ha coincidido con el surgimiento de lo que han sido denominados los gobiernos progresistas en el continente, tanto los que a través de nuevas constituciones se plantearon la transformación profunda (¿revolucionaria?) de estas sociedades (Venezuela, Bolivia, Ecuador), como los de una orientación más moderada, más cercanas a la socialdemocracia (Brasil, Argentina, Uruguay).

El tema del extractivismo ha generado profundas divisiones en el seno de la izquierda, organizaciones y movimientos populares durante la última década. Esto es expresión, entre otras cosas, de visiones diferentes de la sociedad a la cual se aspira, de evaluaciones no compartidas sobre lo que fue el socialismo del siglo XX y, en consecuencia, de prioridades diferentes que unos y otros sectores le otorgan a las principales dimensiones o ejes del cambio requerido en estas sociedades. Muy esquemáticamente es posible caracterizar las partes de esas confrontaciones en los siguientes términos. Por un lado, quienes -por lo menos para la primera sacar a 40 millones de personas de la pobreza. En todos estos países mejoró el acceso a los servicios educativos, de salud y a la seguridad social e incluso se dio una cierta reducción de la desigualdad. En consecuencia, estos gobiernos han contado con importantes grados de legitimidad y han logrado estabilidad política después de años de mucha turbulencia caracterizada por revueltas populares, golpes de Estado y gobiernos que no lograban concluir sus períodos constitucionales. Han logrado -en todos los casos- sucesivas victorias electorales. En Venezuela el gobierno ha ganado en cada una de las cuatro elecciones presidenciales que se han realizado desde que Hugo Chávez accedió a la presidencia en el año 1999. Tanto el Partido de los Trabajadores en Brasil como el Frente para la Victoria en Argentina han ganado cuatro elecciones presidenciales sucesivas. El Frente Amplio de Uruguay ganó su tercera victoria seguida en las elecciones presidenciales de octubre del 2014. Evo Morales fue reelecto presidente de Bolivia con 63% de los votos en octubre del 2014. Rafael Correa cerró el año con niveles de popularidad de entre 70 y 80% en Ecuador.

Sobre la base de todo esto podría afirmarse que esta apuesta por el crecimiento basado en un modelo productivo extractivo y de reprimarización de las economías ha sido extraordinariamente exitoso.

Existen, sin embargo, otras miradas, otros criterios, otros horizontes normativos, otras concepciones en torno a las sociedades a las cuales se aspira para evaluar estas experiencias. Si incorporamos estas otras perspectivas llegamos a balances bastante más complejos, mucho más preñados de tensiones y contradicciones.

¿Transformaciones civilizatorias o crecimiento económico capitalista?

Son muchas las razones por las cuales se generaron expectativas de que Suramérica sería la región del planeta en la cual sería posible articular las luchas contra el neoliberalismo y por la superación del capitalismo, con procesos de construcción de alternativas civilizatorias al modelo depredador de crecimiento sin fin característico de la modernidad. En las ampliamente extendidas luchas populares en todo el continente en contra del neoliberalismo y contra lo que llegó a ser su proyecto más perverso, el ALCA, ocuparon un lugar destacado los pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes. La defensa de los territorios, la lucha contra los monocultivos y los transgénicos y la mega minería ocuparon lugares centrales en las agendas de lucha. Las nociones del buen vivir de los pueblos indígenas andinos y amazónicos fueron ampliamente incorporados a la gramática política de estas luchas. La victoria electoral de diferentes candidatos de izquierda o progresistas fueron posibles gracias a los procesos de acumulación de fuerza transformadora que estas luchas hicieron posible.

Sin embargo, con estos gobiernos se ha profundizado el desarrollo extractivista y ha crecido el peso del sector primario exportador, contribuyendo de esa manera a suministrar los insumos requeridos para alimentar la lógica depredadora global, contribuyendo así a consolidar al orden capitalista contra el cual se luchaba. Un nuevo consenso continental, el consenso de los commodities[2] es compartido por todos los gobiernos suramericanos, independientemente de su signo político.

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