QUE ES EL EVOLUCIONISMOS PARA JULIO C.TELLO PORFA ES IMPORTANTE
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Respuesta:
, Evolución del pensamiento museo público, que no tuvo imitadores por mucho tiempo» Avanzado el Renacimiento entra en uso el término «museo» con una significación nueva; apare-cen los eruditos, como Pablo Giovio que en 1546 crea su museo de personajes ilustres en las riberas del lago Como, al norte de Italia. O Giulio Camillo que publica «L’idea del Theatro» y expone en su museo algunas imágenes emblemáticas, pero no objetos (Ibídem, p. 53). Frente a estos ejemplos, donde se privilegia el recuerdo, surge la figura de Samuel Quiccheberg (1529-1567) que se interesa por el mundo sensible, «donde los objetos constituyen una entidad indisociable» que se piensan en función del conjunto. Se puede decir que el museo moderno nace con el pensamiento de Quiccheberg: es de-cir, el abandono del concepto filosófico de Museion a favor del sistema de la colección (Mairesse, 2002).Llegados a este punto no podemos olvidar a Gaspar F. Neikel, teórico alemán que publicó el libro «Museographia» (Brugnoli, Op. cit. p. 57.) en 1727, donde aconseja la manera de exponer los objetos, las dimensiones apropiadas de las salas, la orientación de las ventanas, la luz, el color y la conservación de las obras. Fue él quien estableció las distintas tipologías expositivas: gabinetes de maravillas (Wunderkammer), gabinete de tesoros (Schatzkammer), gabinete de curiosidades (raritätenkammer), naturalienkam-mer (gabinete de Historia Natural) y antiquitätenkabinett (gabinetes de antigüedades) etc. Desde esa época la palabra museografía va a significar la técnica al servicio de los contenidos. Tercera etapa: Logros en medio del caosAsí como la Revolución Francesa de 1789 operó cambios sociales indiscutibles, tuvo efectos positivos en relación al museo. Recordemos que el Museo Louvre había sido el baluarte de las artes plásticas gracias al programa de incremento de las colecciones logrado por Luis XIV y sus sucesores. En los tradicionales Salones2, sólo se permitía la entrada a los nobles, académicos y alumnos de arte. La apertura del Salón en 1793, para todos los ciudadanos, en plena época del Terror, inaugura la etapa «democrática» del Louvre bajo la dirección del pintor neoclásico J. L. David. Podemos decir con Mairesse que si en ese momento el Louvre no era «revolucio-nario» a nivel museográfico, (aunque cambió su museografía abigarrada por una más holgada que hacía posible una apreciación placentera de las pinturas), ni tampoco ejem-plo de buenas prácticas, el logro más significativo en ese momento fue convertirlo en el bastión del nacionalismo y de la identidad
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