¿qué es el bandidaje rural?
Respuestas a la pregunta
En diciembre de 1836 sabemos que "por el valle de Sedano y otros pueblos a tres o cuatro leguas de distancia de aquel bagaba una partida de facciosos compuesta por diez o doce, todos montados". Un capitán del batallón de carabineros de la Hacienda Pública, establecido en Reinosa desde el día dos, D. José Ruiz de Quevedo, salió "con cuarenta carabineros y los caballos de la compañía de cántabros". Logran coger un prisionero mientras el resto huye. Poco después es capturado uno de los bandidos más conocidos; de este modo lo cuenta El Argos: "El día cuatro a primera hora de la noche recibió el alcalde de esta villa parte confidencial de que el faccioso llamado Gregorión (que actuaba por la zona de Reinosa) se hallaba en un molino a tres leguas de aquí bastante satisfecho de su seguridad. Inmediatamente dispuso dicho alcalde con el celo y puro patriotismo que le distingue proporcionar por sí mismo y con la mayor reserva una partida de Nacionales para que saliesen a capturar a éste. Reunida ésta en número de 12, de acuerdo con el comandante de armas, salió bajo las órdenes de la guardia Nacional D. Críspulo Collantes; y después de haber andado toda la noche bajo una crudísima helada por mil charcos y lodazales, consiguió sorprender al referido Gregorión, que fue conducido el día cinco a la cárcel de esta villa. La captura de este bandido es muy interesante, pues además de los muchos escesos que ha cometido como aduanero, era uno de los espías que tenían aquí los apasionados del beato Rey (o sea, los carlistas). Dícese que será pasado por las armas luego que se le substancie la causa; yo no lo descreo, por que sólo se le ha encontrado la insubstancial cantidad de 21 cuartos, con los cuales no podrá ser muy empeñada su defensa...". Como se puede comprobar, resulta interesante no sólo el contenido sino también el tono de encendido elogio a los poderes públicos. Apunta la idea de las infiltraciones y doble juego del carlismo y el bandidaje, a la vez que nos proporciona la noticia del final legal (pena de muerte) de uno de estos bandoleros.(10)
En 1837, se conocen las andanzas de Lorenzo a través de Valderredible. Años más tarde, el 9 de abril de 1841, otros ladrones asaltan Villaescusa de Solaloma. Según el periódico El Vigilante Cántabro: "como a las ocho de la noche sorprendió una gavilla de ladrones el pueblo de Villaescusa, distante tres cuartos de legua de esta villa; cogieron a la mayor parte de los vecinos en la Iglesia y los encerraron en la sacristía sacando al cura y a un particular llamado D. Enrique García del Barrio, a quienes robaron dinero, alhajas de plata y otras prendas después de haberles maltratado, particularmente al cura y a la esposa de D. Enrique, que se hallaba bastante enferma. Unos seis o siete fueron los que entraron en el pueblo y otros se quedaron en sus alrededores; nadie ha podido decir con certeza el número de ellos aunque la voz general es que son dieciocho, todos muy bien armados". Aprovecha la ocasión el cronista para denunciar el clima de inseguridad existente: "Hay general recelo de que estos atentados se repitan si no se toman otras disposiciones que las de emborronar papel con circulares, la mayor parte de ellas impracticables en su ejecución y despreciables porque llevan consigo el sello de inadvertencia como otras muchas disposiciones que tienen el mismo resultado."