¿Qué elementos sociales y económicos salen al rescate cultural frente a la globalización, acentuando y destacando nuestra identidad cultural?
Respuestas a la pregunta
Resumen:
En los comienzos del siglo XXI, la sociedad humana se encuentra ante un complejo panorama,
caracterizado por la presencia simultánea de riesgos y oportunidades para la cultura y la
identidad nacional. Los procesos de globalización en la economía, las tecnologías de la
informática y la cultura, junto a la recurrente crisis económica y financiera, las guerras, los
cambios climáticos y demás procesos contemporáneos son problemas recurrentes de interés
para los estudios de cambios culturales y sociales. Hasta que punto hay beneficios y perjuicios
para la cultura y la identidad de nuestros pueblos.
Las contradicciones entre la dinámica y la conservación de los rasgos socioculturales de los
pueblos y comunidades en cualquier hemisferio del planeta, cada día se complejisa aun más,
los avances tecnológicos permiten un acelerado proceso de transculturación, posibilitando que
la cultura de los pueblos más atrasados sean absorbidos por otros de mayor desarrollo
económico- social. El dilema ¿Qué hacer para conservar las tradiciones originarias? ¿Hasta
que punto se puede contrarrestar los efectos de estos procesos contemporáneos? El objetivo
de este trabajo es antes que todo polemizar, exponer criterios de cientistas sociales que
abordan de disímiles aristas el problema de la cultura y la identidad ante el proceso de
globalización cultural.
Palabras claves. Cultura, identidad cultural, comunidad, globalización y valores.
Desarrollo.
Los factores culturales tienen relación con componente estructurales que califican la identidad
de los grupos, comunidades, comarcas o pueblos, posibilitando distinguir a estos en las
dimensiones espacio temporales, por otra parte constituyen el esqueleto funcional que fortalece
el aspecto de la subjetividad de la que forman parte los valores, los cuales, a partir de la
conciencia pueden ser estimulados y favorecer a su desarrollo.
Para el caso tomemos la identidad, todos la buscan y creen hallarla, piensa haberla perdido y
poder recuperarla. Pero, sobre todo, se cree en la existencia de la identidad, una identidad
propia frente a las otras ajenas. En ella se cifra el sostén de derechos, la pretendida legitimidad
de aspiraciones y privilegios. Normalmente se ciñe a una variedad de calificativos, tales como,
la identidad cultural, la identidad étnica, la identidad popular, la identidad nacional, etcétera.
Pero la cultura y la identidad están expuestas a elementos nuevos que se suman al
entramado que se ha ido cimentado a lo largo del tiempo para mezclarse y dar lugar a nuevas
cualidades, sin perder lo originario, lo que constituye la dinámica y conservación que
caracteriza el proceso de formación y desarrollo de la identidad cultural. He ahí el carácter
dinámico de la identidad cultural.
La identidad va a depender fuertemente del contexto donde el individuo se este relacionando
pues el lente contextual le ayudará a definir en cada momento o situación frente a quiénes se
enfrenta, con qué otras culturas se interrelaciona y sobre la base de qué rasgos significativos
se definen los recortes de la realidad sociocultural que sustentan su identidad. Se es diferente,
pero también son iguales y así, sucesivamente.
Los estudios del cambio cultural o social se enfocan en preocupaciones básicas, sobre las
innovaciones en culturas particulares, especialmente cuando se relacionan en variaciones
culturales; o de aculturación que ocurren con varias formas de contacto cultural, que facilitan o
inhiben cambios al interior de la cultura, contrastados con cambios inducidos por el contacto
desde fuera.
El individuo puede resistirse a los cambios en la esfera cultural, pero no puede evitar la
influencia constante de elementos culturales nuevos, para ir cambiando elementos como la
moda, lenguaje, comportamientos, estilos, arte, costumbres y disímiles formas de la cultura.
En la medida en que las comunidades estén dotadas de mayor grado de conocimientos de sus
raíces, así crecerá el desarrollo autóctono y formativo cultural; el resultado podría ser, una
paulatina disminución de la capacidad de manipulación por los centros culturales del mundo
desarrollado y una reafirmación de la propia identidad nacional.
Esto tiene su base en el argumento de que "la cultura del desarrollo parte del desarrollo de la
cultura y para que perdure el modelo de desarrollo, tiene que afirmarse en la identidad y en los
valores autóctonos" (Rodríguez: 1995. 23)