que elementos implica la modernización agraria
Respuestas a la pregunta
ExplicaciónParece innegable que algunas cuestiones reclaman durante un tiempo, de modo muy intenso, la atención de determinadas comunidades científicas, para, posteriormente, ser relativamente relegadas y pasar a un segundo plano. En cierto sentido, tal parece ser la situación de aspectos que se abordarán en las páginas siguientes. Durante las décadas de los sesenta y setenta las tensiones sociales e institucionales por el control y estructuración del espacio agrario, así como su concreción en reformas, eran temas muy queridos por los geógrafos, sociólogos o historiadores. En todos los casos había una preocupación espacial indudable.
Obviamente, tal inquietud generó una amplia bibliografía, en ocasiones destinada a describir realidades concretas y, en otras, a diseñar políticas de intervención, tratando de señalar los aspectos recurrentes y buscando mayores cotas de abstracción. Sin duda, estas aproximaciones eran deudoras, en gran medida, de trabajos anteriores que habían ido desbrozando el terreno (1).
Durante los años ochenta este discurso ha sufrido un reflujo relativo, que sería interesante estudiar para comprender los motivos que inciden en el cambio de enfoque de algunas ramas del conocimiento.
Ahora bien, este hecho propicia un distanciamiento que se puede aprovechar fructíferamente para avanzar generalizaciones que sirvan para orientar trabajos específicos posteriores. Es decir, en las actuales circunstancias habría que buscar explicaciones de carácter global, partiendo de los exámenes pormenorizados y exhaustivos de acontecimientos particulares que se hicieron hace algunos años.
Tal es mi intención en las páginas venideras. No pretendo analizar con detenimiento ciertos casos, sino prestar atención, precisamente, a esos aspectos recurrentes de carácter general que podrían contribuir a la elaboración de modelos interpretativos. La preocupación central es desentrañar el vínculo existente entre el progreso de la agricultura y la dinámica de transformación económica del conjunto.
El presente trabajo tiene, por tanto, un perfil claramente económico e histórico. Soy consciente de las limitaciones que ello conlleva, pero me parece razonable asumir ese riesgo en aras de alcanzar una explicación l del fenómeno acotado, aunque suponga renunciar a un p❤o que abarque todas las facetas. Por esta razón se han soslayado asuntos de interés presentes en cualquier reforma agraria. Tal podría ser el caso del análisis de las bases físicas, o de la herencia histórica, sobre las que ésta ha de asentarse, que, sin duda, condicionan notablemente el tipo de transformaciones que cabe acometer en un momento dado. Del mismo modo, tampoco se estudia la relación entre reforma y configuración del paisaje. La conflictividad social, en sí misma, es otra de las preocupaciones que ha habido que dejar relativamente al margen en estas páginas, ya que dedicarle la atención que requería nos hubiese apartado de la línea fundamental de razonamiento, aunque, obviamente, de diferentes maneras nos referiremos a ella, puesto que explica y caracteriza cualquier reforma.
Otros temas, quizás más concretos, se han quedado en el tintero a la espera de un trabajo específico que tal vez quepa abordar en otro o de ellos podría ser, por ejemplo, la relación con la política ha, que en España es una cuestión del máximo interés, como ya había visto Joaquín Costa cuando reclamaba la creación de un «Ministerio de Aguas».
Todos ellos son problemas que deben ser contemplados minuciosamente y que, sin duda, tienen que ver con lo expuesto en estas páginas; pero para tener una comprensión cabal de los mismos es necesario inscribirlos dentro de un marco más amplio. Intentar diseñarlo es, justamente, la tarea que se pretende realizar al estudiar la relación entre la reforma agraria y la modernización económica.
Desde esta óptica, he rehuido conscientemente las reflexiones pormenorizadas sobre situaciones singulares -salvo en aquellos casos que he usado como ejemplo y, aun así, se han acometido con un sesgo muy determinado-. Muy especialmente, he evitado casi toda referencia a la realidad española, ya que tratarla con un cierto rigor me hubiese alejado considerablemente de los objetivos propuestos.