¿Qué elementos destacaron en la obra de Abraham Valdelomar?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
holii
Explicación:
Abraham Valdelomar nació en Ica en 1888 y falleció trágicamente en Ayacucho en 1919,
luego de una corta pero deslumbrante carrera literaria en la que acometió todos los géneros. En
Valdelomar se ha privilegiado al admirable cuentista que es con detrimento del poeta, el ensayista
y el dramaturgo en una obra vasta y desigual en que se destacan dos tonos nítidamente
diferenciados: uno exotista y artificial y otro en que se respira y palpa el ambiente de su aldea
natal. Se trata, pues, de dos facetas del mismo escritor que coexistieron a lo largo de su vida: la
esteticista, que podemos asimilar al modernismo, y la moderna, que podemos asimilar al
posmodemismo. Una vez madurada su expresión, no continúa en Valdelomar la evolución de su
escritura, sino que ambos aspectos, esteticista y moderno, se dan al mismo tiempo. Por supuesto
que esto a veces no puede observarse en forma muy clara, pero después de la creación de los
cuentos criollos, es decir de «El Caballero Carmelo», «Los ojos de Judas» y «El vuelo de los
cóndores», tenemos la composición de algunos de los cuentos incaicos de Los hijos del Sol y de los
cuentos chinos, los primeros de índole nítidamente esteticista.
Bien se ve por estas afirmaciones que el término modernista con que se designa la
corriente literaria que reaccionó contra la pedestre y retórica poesía castellana —tanto española
como hispanoamericana— de la segunda mitad del siglo XIX, es el que vemos colindante o
perteneciente al esteticismo. En el ámbito hispánico el esteticismo sobrevive o se transmuta en el
llamado movimiento modernista. Bien visto, este movimiento posee una figura dominante y
absoluta en Rubén Darío, pero Darío que, aparentemente, procede de los simbolistas, heredó y
reflejó también, sobre todo, la estética parnasiana. El mundo de Darío se encuentra, por desgracia,
repleto de los oropeles y de la pacotilla de la belle époque:
de lo cual es consecuencia que elaborara sus versos a base de objetos y cosas que
estimaba previamente «poéticos»: rosas, cisnes, champaña, estrellas, pavos reales,
malaquita, princesas, perlas, marquesas. etc. Sus versos son un inventario de todos esos
artefactos poéticos ad-hoc1
.
La poesía, a menudo o casi siempre, exquisita de Rubén Darío tenía que penetrar también
el ámbito de nuestras letras nacionales, y ahí están para testimoniarlo las obras poéticas de José
María Eguren, Abraham Valdelomar y César Vallejo, para sólo mencionar a tres de los poetas
peruanos más destacados.