Historia, pregunta formulada por guadalupemailcom, hace 3 meses

¿Qué dijeron las mujeres a sus compañeros para convencerla a continuación en la huelga?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por esmirnarodriguz73
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Explicación:

Los mallorquines manifestaban que abandonarían la fabricación mientras sus compañeros de Barcelona estuviesen en huelga y los menorquines iban a reunirse para definir su apoyo. También se leyeron cartas de patronos que juzgaban inaceptables las peticiones obreras. A continuación hicieron uso de la palabra varios asociados quienes, además de la jornada de 8 horas y la supresión del trabajo a destajo, pidieron el establecimiento de talleres colectivos y el jornal mínimo de 16 reales (4 ptas.). Se repitieron las divergencias expresadas la semana anterior en cuanto a la táctica. Por un lado, Argelaga, Medina, Rodríguez y Fernández pedían declarar inmediatamente la huelga, así como Montesinos que «dijo que los obreros zapateros debieran regirse por los acuerdos del último congreso obrero celebrado en Madrid». Se refería probablemente al Tercer congreso de la fsore, celebrado del 14 al 16 de mayo de 1903, que decidió usar moderadamente de la huelga y fortalecer el sentimiento de solidaridad37. Arnau defendió las huelgas de solidaridad entre los diferentes oficios, deseando que los zapateros secundasen todos los movimientos societarios. Frente a ellos, Blasco, por temor a una huelga de larga duración, proponía que se reunieran los comisionados para redactar nuevas demandas y en caso de ser rechazadas también éstas, ir a la huelga; se supone que la idea era rebajar las exigencias obreras. Pero dijo también que estaría a favor de una huelga general –¿nacional?– «para matar la competencia». Serrador, opuesto a la huelga, manifestó que por no estar federadas todas las sociedades obreras no había muchas posibilidades de éxito, lo que demuestra una conciencia de la necesidad de consolidar la organización proletaria, y «abogó por la federación de todas las sociedades de obreros zapateros de España»38. Como veremos más adelante, existía el proyecto entre algunas sociedades del calzado adheridas a la ugt de constituir una Federación del oficio. También se quejó de que «en la reunión general que celebró la Sociedad no se le dejó hablar» y, al final del mitin, tuvo una altercación con el presidente acerca de las «gestiones de la comisión». Comaposada, aunque consideraba que «se impon[ía] una trascendental reforma en el oficio», consideró que no se podía declarar una huelga sin previa unanimidad y recomendó la celebración de nuevas asambleas. También Barraquer se declaró opuesto a la huelga «en las actuales condiciones». Por su parte, Antonio Perún se mostró partidario de una síntesis entre las opiniones expresadas. Nótese que entre los partidarios de la prudencia figuran dos militantes socialistas (Comaposada y Perún) y probablemente tres si el Serrador mencionado es Miguel Serrador; sería sorprendente que no lo fueran otros también. Finalmente, se decidió aplazar la huelga para llegar a un acuerdo, como lo propusieron Benito Colomer (Benet) y Coca, y celebrar «otro mitin exclusivamente de obreros zapateros en el que debe[ría]n aprobarse las bases que nuevamente se ha[bría]n de presentar a los patronos»39. Eran entonces unos 1.100 o 1.200 los zapateros asociados40.


eret1911: un resumen de eso
esmirnarodriguz73: Las cigarreras de Gijón (1903)
En enero de 1903, las cigarreras de nuevo protagonizaron otra gran huelga en Gijón, demostrando una vez más que ya no tenían miedo a manifestarse, sino hambre. La razón no parecía menor: las obreras habían pasado a cobrar en muy pocos días 45 céntimos por cajetilla de tabaco en vez de 80, debido a una mala decisión empresarial.
esmirnarodriguz73: Eso suponía que, a partir de entonces, las ochocientas cigarreras empleadas pasarían a cobrar 24 míseras pesetas al mes. Medios importantes como « La Época » dedicaron amplios artículos a contar aquel conflicto laboral. «¿Cómo vamos a resignarnos a morir de hambre, señor?», declaraba por su parte una de las líderes del motín a «El Revoltoso». «La mujeres están irritadísimas y se teme que todo acabe en una batalla campal», subrayaba el diario conservador « El Globo ».
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