Que diferencias encuentran entre la definiciones de Marx y de dobb
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Abordar el método de El Capital implica hablar de la estructura global de la obra, de sus distintos momentos, de los ensayos previos, además de tratar el método materialista dialéctico, lo que Marx adopta de Hegel, la crítica a Hegel, el círculo concreto-abstracto-concreto, el lugar de la mercancía, la discusión sobre el carácter lógico o histórico, entre otros aspectos. La cuestión del método de El Capital es muy profunda, amplia y compleja [1].
Pero se trata de una problemática en gran parte abierta, porque estudiar el método de El Capital en buena medida es estudiar el propósito o el objeto de El Capital, lo que significa también abordar su actualidad. La relación entre método y propósito es central al problema que abordo aquí, por lo que no me voy a referir a “el método” de El Capital, que aparece de manera más bien implícita, sino a algunos elementos de método. No se trata de un análisis de viejos textos, sino de un tema profundamente actual, más aún luego de la crisis económica que comenzó en el año 2008. Una crisis que no solo habla de economía, sino también de política y geopolítica, como puede observarse en la ya no tan nueva administración Trump [2].
En este contexto la fuerza explicativa y transformadora de El Capital pasa a primer plano y por eso es importante volver al núcleo de esta obra, indisociable de su método. Desde que Marx dio forma definitiva al primer tomo en 1866 –los otros dos tomos los publicó Engels en base a borradores– pasó mucha agua bajo el puente y naturalmente el capitalismo sufrió múltiples transformaciones. Resultaría de un dogmatismo pedante pretender que El Capital, tal como fue escrito, tenga explicación para todos los fenómenos existentes.
Entre las modificaciones que sufrió el modo de producción capitalista hay tres muy significativas. La primera, el lugar del sector “servicios”. Si en la época de Marx tenía un lugar marginal en la economía, que estaba casi en un 100 % abocada a la producción de bienes materiales, ahora, al menos en los países centrales –y en crecimiento en los no centrales–, involucra la mayor parte de la economía (70 % del PBI norteamericano). Se trata de una modificación muy importante porque, entre otras cosas, en este sector, en el que las mercancías no se separan claramente del productor como sí sucede en el caso de los bienes industriales, se produce una dificultad para la producción de plusvalor. Por supuesto se produce plusvalor en el sector servicios, pero de una manera singular y con mayores contradicciones. En segundo lugar, el llamado “consumo de masas”. La incorporación al consumo de grandes sectores de la población que en la época de Marx estaba casi exclusivamente asociado a la subsistencia. Hoy –y en particular desde la segunda posguerra mundial– el “consumo de masas” representa un aspecto clave en la dinámica de la economía capitalista. Introduciendo a importantes sectores de trabajadores, incluso de muy bajos ingresos, dentro de la “sociedad de consumo”, en gran parte asociada al crédito barato que, como dice el economista griego Costas Lapavitsas, se constituyó en una nueva forma de extracción sui generis de “plusvalor” o en una forma de quitar una porción más de su producto a los trabajadores por fuera de la producción. Por último, el peso y el lugar de los bancos y las finanzas –el mercado total de derivados equivale a aproximadamente 9 veces el PBI mundial– un proceso íntimamente asociado al desarrollo de Internet, las telecomunicaciones, la movilidad internacional del capital a partir de los años ‘80, así como al sistema de crédito mencionado en el punto anterior.
A pesar de estas transformaciones extraordinarias y de que es imposible entender hoy al capitalismo desde El Capital “puro”, el núcleo duro, la base fundamental de la teoría marxista, lo que hace que el capital sea capital, continúa siendo plenamente válido.
espero y te sirva
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