que diferencia hay entre nanotecnología y biotica
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
de “nanobioética”, pues aunque se puede intuir
que dichos neologismos solo tienen la inten-
ción de llamar la atención frente a la cada vez
más perentoria necesidad de la reflexión ética,
también aparecen voces que cuestionan hasta
qué punto es conveniente o no crear palabras
nuevas, y hasta dónde se está tomando con la
debida seriedad la epistemología de conceptos
que pretender fungir como nuevas áreas del
conocimiento. Mientras tanto, digamos que al
menos se ve como hecho muy positivo el que
la reflexión ética y bioética se esté plantean-
do como necesaria desde el comienzo, incluso
por los científicos, más aún cuando en el caso
de la nanotecnología, se tiene el reto de tra-
tar de comprender “una realidad invisible que
permite la producción de materiales que con-
llevan un cambio de escala en las formas de
vida cuyo impacto y aceptabilidad públicas no
tiene referentes previos” (Casado, 2010, p. 12).
Es cierto que el alto grado de incertidumbre
aún no permite hablar claramente de proble-
mas y medidas; por ejemplo, el “impacto de
las nanopartículas en la salud humana, la acu-
mulación preferencial en ciertos órganos, los
umbrales de absorción por el cuerpo humano,
los efectos sobre la estructura de la célula, la
función y la interacción, la toxicidad y la elimi-
nación de respuestas inmunológicas, por no
mencionar aspectos relativos a la intrusión de
la privacidad personal y la seguridad medioam-
biental” (Casado, 2010, p. 13). No obstante, se
insiste en intentar adelantar la reflexión ética
y bioética, incluso acudiendo al planteamiento
de escenarios futuros, los cuales permiten dilu-
cidar riesgos antes de que ellos sucedan; por
tanto, no hay que desechar lo que la literatura
y el cine plantean sobre el tema, pues final-
mente permiten analizar la inventiva humana
hacia dónde está dirigida. Algo similar hacen
los científicos: buscan imaginar algo y luego se
preguntan cómo conseguirlo. En este sentido
es importante la reflexión que pueda aportar
una ética de una perspectiva futuro-presente,
tal y como lo aconsejan Jonas, Habermas y
hasta el mismo Potter al proponer la bioética,
pues es cierto que, “a lo largo de la historia,
toda revolución tecnológica ha acarreado, ine-
vitablemente, una serie de efectos secundarios
negativos, como la sobreexplotación de recur-
sos, el impacto medioambiental, el aumento de
armamento militar o la generación de desigual-
dades sociales” (Cremades y Maestre, 2010, p.
28), pero también es cierto que de otra forma
no se hubieran conseguido adelantos tan sig-
nificativos que no solo han facilitado, sino tam-
bién preservado la vida en el planeta, por lo
que se debe intentar controlar dichos riesgos
y tratar de minimizar los efectos secundarios
hasta donde sea posible.
Analicemos ahora el origen de la bioética para
llegar a su reflexión sobre la nanotecnología.
Las preocupaciones de Van
Reansselaer Potter
Cuando Van Reansselaer Potter en la década
de los 70 propone la bioética –retomando el
término que había empleado Fritz Jahr– como
un puente hacia el futuro, lo hace inspirado en
tres grandes situaciones que se estaban pre-
sentando:
Primero, en su ejercicio como médico se en-
frenta a un cambio de paradigma, donde se
pasa de un modelo centrado en el paterna-
lismo (el médico y la enfermera deciden por
el paciente a quien se le ve como un menor
de edad, en el sentido kantiano) a un mode-
lo centrado en la autonomía del paciente (es
decir, donde el paciente cada vez está mejor
informado y toma un papel más activo). Este
modelo, hay que reconocerlo, tiene una bue-
na intención, en tanto evita los abusos a los
que se vieron enfrentadas algunas personas,
quienes en muchos casos fueron utilizados sin
su conocimiento ni consentimiento como coba-
yas para la investigación y la experimentación,
especialmente en regímenes autoritarios como
el alemán o el del Japón en los cuales se vio-
laban su dignidad y sus derechos humanos;
asimismo, este modelo, centrado en la autono-
mía, abrió la puerta a la “medicina del deseo”,
donde impera una lógica economicista: el pa-
ciente suele verse a sí mismo como cliente, es
él quien toma las decisiones, pero el médico
sigue siendo responsable. Potter se enfrenta a
la pregunta ¿cómo ejercer la medicina?
El segundo cuestionamiento tiene que ver con
el sentido mismo de la ciencia. Potter está vi-
viendo el mundo bipolar de la Guerra Fría,
REVISTA LASALLISTA DE INVESTIGACIÓN - Vol. 11