qué diferencia hay entre el pavo real y la grulla
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yo solo me se el cuento si kieres te lo dejo
El pavo real se sentía muy ufano con su espléndido plumaje. Tantos hermosos colores y formas resaltaban en él, que en verdad era una auténtica delicia contemplarle. Un día la orgullosa ave invitó a comer a su casa a doña Grulla, vecina suya que no era nada hermosa, pero si muy simpática y aguda.Mientras disfrutaban de los postres, ambos comensales empezaron a discutir sobre las prendas y cualidades que tenían.– ¿Quién puede igualarme en belleza y presencia? -decía el pavo real-Basta con que abra mi maravillosa cola para que el mundo entero deje de respirar.– Tal vez tengas razón, pero no cuentas con el mismo privilegio que yo; el de tener alas para volar. ¿Quién, sino yo, puede contemplar las maravillas de la tierra desde remotas alturas? -replicó la grulla, muy tranquila.– Es verdad -admitió el pavo real-. Nos estamos haciendo tontos al discutir por este tipo cosas pues realmente cada uno tiene cosas y cualidades dignas de admirarse. Lo que ocurre es que nunca nos conformamos con lo que somos y tenemos, ¿no es así, querida vecina?- Desde luego, vecino. Mejor haríamos en alabarnos mutuamente. De este modo crecería nuestra estima y sobre todo no crearíamos tensiones en el ambiente por discusiones sin sentido. Ahora que ya lo sabemos, podemos rectificar -razonó la grulla.Desde entonces, el pavo real y la grulla nunca más volvieron a rivalizar con temas tan vanales. Ambos habían aprendido muy bien la lección de la humildad.moralejap:¡Respetado y admirado llegarás a ser, si con actitud humilde sabes proceder!
El pavo real se sentía muy ufano con su espléndido plumaje. Tantos hermosos colores y formas resaltaban en él, que en verdad era una auténtica delicia contemplarle. Un día la orgullosa ave invitó a comer a su casa a doña Grulla, vecina suya que no era nada hermosa, pero si muy simpática y aguda.Mientras disfrutaban de los postres, ambos comensales empezaron a discutir sobre las prendas y cualidades que tenían.– ¿Quién puede igualarme en belleza y presencia? -decía el pavo real-Basta con que abra mi maravillosa cola para que el mundo entero deje de respirar.– Tal vez tengas razón, pero no cuentas con el mismo privilegio que yo; el de tener alas para volar. ¿Quién, sino yo, puede contemplar las maravillas de la tierra desde remotas alturas? -replicó la grulla, muy tranquila.– Es verdad -admitió el pavo real-. Nos estamos haciendo tontos al discutir por este tipo cosas pues realmente cada uno tiene cosas y cualidades dignas de admirarse. Lo que ocurre es que nunca nos conformamos con lo que somos y tenemos, ¿no es así, querida vecina?- Desde luego, vecino. Mejor haríamos en alabarnos mutuamente. De este modo crecería nuestra estima y sobre todo no crearíamos tensiones en el ambiente por discusiones sin sentido. Ahora que ya lo sabemos, podemos rectificar -razonó la grulla.Desde entonces, el pavo real y la grulla nunca más volvieron a rivalizar con temas tan vanales. Ambos habían aprendido muy bien la lección de la humildad.moralejap:¡Respetado y admirado llegarás a ser, si con actitud humilde sabes proceder!
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