Que diferencia existe entre percepción y discriminación auditiva.
Cuales son las principales diferencias entre ruido y sonido?
Nombra los elementos y las cualidades del sonido
Respuestas a la pregunta
Respuesta:INTRODUCCIÓN
La capacidad perceptual es imprescindible para nuestra relación con el medio y el pensamiento productivo en cualquier ámbito. Percibir implica, como procesamiento de la información, operaciones mentales de exploración, selección, comparación y un sin fin de soluciones mentales más. Si planteamos la percepción en el sentido del conocimiento habría que determinar tres dimensiones: sensorial, psicológica y racional. Esto lleva a considerar tres momentos en el acto de la percepción: la sensación (reacción física), el sentimiento (reacción afectiva) y el conocimiento (reacción mental). Sólo con la conjugación de los tres parámetros, la percepción es completa y contextualizada y la mente prima sobre la materia. Pero no debemos olvidar el carácter social y cultural que tienen muchas de las percepciones visuales y sonoras que constantemente llegan a nuestros sentidos. Podríamos decir que cualquier información del medio es captada por cada observador en función de su personal manera de percibir: sólo vemos u oímos lo que conocemos y solamente si prestamos atención.
Dentro de la percepción sensorial, la auditiva es la que interviene en la captación de los denominados “paisajes sonoros” (soundscapes), que son como “la voz” de una sociedad, un paisaje o un medio ambiente y que podríamos definir como el conjunto de sonidos del medio percibidos por el oído humano: todo suena en nosotros y a nuestro alrededor pero, desgraciadamente, no siempre somos conscientes de ello porque nos hemos acostumbrado a no escuchar. Los sonidos que acompañan a un determinado paisaje tienen su propia identidad y son inseparables de esa circunstancia, ese lugar y ese momento, configurando un paisaje sonoro tan real aunque diferente del paisaje visual (landscape) a que tan habituados estamos desde que los pintores holandeses empezaron a pintar el medio que veían y a denominarlo paisaje.
El paisaje sonoro viene determinado por el medio (rural o urbano), por la hora del día (mañana, tarde o noche) y por la situación del observador (tumbado, sentado, al borde de un acantilado, etc.). Si escuchamos, por ejemplo, agua que gotea, chillidos de murciélagos y ecos de nuestras voces, inmediatamente estaremos evocando el paisaje sonoro de una cueva terrestre por la noche; mientras que el sonido de una sirena de ambulancia, los ruidos del tráfico, el frenazo de los autobuses en las paradas, la maquinaria de las obras, nos transportan a cualquier ciudad actual en el frenesí de la mañana o la tarde. La sonoridad ambiente antropogénica nos envuelve por completo en la actualidad creando una segunda naturaleza en relación con el medio salvaje y sin cultivar.
Los sonidos dan forma al ambiente, que es el mundo circundante, lo que nos rodea y a lo que, en rigor, deberíamos llamar “cerco”. Como dice Eugenio Trías, ambiente sería el cerco dentro del cual se aposenta un ser vivo que lo habita. Habitar hace referencia a esa relación con el cerco que actúa sobre el habitante como envoltura tanto espacial como sonora. Habitar implica hábito, es decir, costumbre, lo inercial por excelencia y es más fácil romper hábitos lingüísticos o figurativo–icónicos que hábitos ambientales como los que promueven la arquitectura o la música. Por eso, es tan importante para nosotros observar el espacio donde los sonidos se acomodan (grande o pequeño, alargado o abovedado, con elementos duros o blandos, etc.); el lugar desde donde se emiten (si está quieto o en movimiento, cerrado o abierto, etc.) y, por último, el lugar desde donde recibimos los sonidos (quietos, corriendo, erguidos o agachados, etc.). Todo sonido está sujeto a estas tres premisas y suena de manera diferente según actúe cada una de ellas.
Explicación: