que diferencia encuentran en la valoración de los metales por parte de los incas y de los europeos?
porque piensan que se produce está diferencia?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
De acuerdo con las investigaciones arqueometalúrgicas que se han llevado a cabo en los
últimos años, el Noroeste Argentino habría constituido un importante centro de producción de
objetos metálicos en tiempos preincaicos. Precisamente la riqueza en minerales metalíferos de la
región y la destreza de los metalurgos locales han sido señalados como dos de los principales
motivos por los cuales los incas se interesaron en estos territorios (Raffino 1978, 1981; González
1979, 1980; Raffino et al. 1985; Olivera 1991; González 1999, 2000).
Hoy sabemos que luego de la anexión del Noroeste Argentino al Tawantinsuyu la explotación
de minerales metalíferos y la producción de objetos metálicos se intensificaron de manera notable.
Sin embargo, aún son muy pocos los contextos productivos de época incaica conocidos en esta
región. En este trabajo presentamos uno de ellos, localizado en Los Amarillos, un asentamiento
prehispánico emplazado en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy) (Fig. 1). No deja de sorprender el
hecho de que se trate del primer contexto de producción de objetos metálicos de época incaica
estudiado desde una perspectiva arqueometalúrgica en la Quebrada, a pesar de que ésta ha sido una
de las áreas del Noroeste Argentino en la cual la metalurgia alcanzó un mayor desarrollo durante
época prehispánica.
Con sus casi 10 hectáreas de superficie, Los Amarillos fue uno de los asentamientos más
grandes y complejos de la Quebrada de Humahuaca. Su origen se remonta al menos al siglo X de
nuestra era, pero alcanzó su máxima expansión en tiempos preincaicos tardíos (1300 – 1430 AD)
(Nielsen 1997). En el sitio se ha identificado un “Sector Central”, algunas plazas y varios sectores
residenciales periféricos. En tiempos preincaicos, el Sector Central estaba conformado por al
menos dos complejos arquitectónicos, denominados A y B por Nielsen (1995). El Complejo A
ocupaba una plataforma artificial que alcanzaba unos cuatro metros de altura por sobre el nivel del
Complejo B, ubicado inmediatamente al norte. Consistía fundamentalmente en un espacio
despejado orientado a manera de escenario hacia el Complejo B, con algunos recintos en sus lados