que desperdicios liberamos cuando respiramos? :v?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
dióxido de carbono y gases
Respuesta:
Pero ¿sabemos qué contiene el aire que respiramos?
El aire que respiramos se compone de una mezcla de nitrógeno y oxígeno, el más importante para los seres vivos, pero también contiene gases nobles como el argón, neón, criptón o helio además de dióxido de carbono y vapor de agua.
De ellos, incluso podríamos diferenciar entre los gases que son inhalados en el proceso respiratorio como el nitrógeno, el oxígeno y algunos gases nobles como el argón, de aquellos que son expulsados al respirar o exhalar el aire, como el dióxido de carbono.
Además, y debido a la contaminación atmosférica y la contaminación generada por la actividad humana, el aire que respiramos contiene una serie de contaminantes como:
Ozono: proviene de otros contaminantes denominados “precursores” y que son producidos por el tráfico, la industria o los sistemas de climatización. Estos contaminantes precursores se transforman en ozono, en presencia de radiación solar.
Monóxido de carbono: es un gas sin olor ni color, pero muy contaminante y perjudicial para la salud. El CO se encuentra en el humo de la combustión de automóviles, estufas, cocinas de gas y aparatos de calefacción. Puede llegar a acumularse en estancias con una circulación de aire deficiente.
Plomo: está presente en el aire, en forma de partículas finas, en las zonas urbanas. Su origen puede ser diverso; desde pilas o baterías hasta residuos industriales e incluso puede estar presente en el humo del tabaco.
Partículas en suspensión (o material particulado): son una serie de diminutos cuerpos sólidos o de gotitas de líquidos dispersos en la atmósfera. Son generadas a partir de la actividad humana, como la quema de carbón para producir electricidad) o por medios naturales, como por ejemplo la actividad volcánica.
Arsénico: es una sustancia tóxica liberada tanto por ciertas actividades humanas como de forma natural por la corteza terrestre.
Asbestos: también llamado amianto es el nombre de un grupo de minerales fibrosos que están presentes en la naturaleza y son resistentes al calor y la corrosión. La inhalación de estas fibras de asbesto, que pueden quedar fijadas en los pulmones, produce importantes problemas de salud.
Benceno: es uno de los productos químicos más utilizados ya que se emplea en la elaboración de resinas, plásticos, lubricantes, gomas, detergentes… incluso para producir pesticidas y ciertos medicamentos. También puede tener origen natural, por ejemplo, en el petróleo crudo y en incendios forestales. El humo del tabaco y la gasolina, también contienen benceno.
Metano: es un gas de efecto invernadero cuyas principales fuentes de emisión son los combustibles fósiles, las explotaciones agropecuarias (se produce en el sistema digestivo de los rumiantes), y los vertederos.
Dióxido de azufre: Es un gas que se origina sobre todo durante la combustión de carburantes fósiles principalmente carbón y derivados del petróleo.
En definitiva, aunque la contaminación atmosférica puede en algún caso tener origen natural, lo cierto es que la actividad humana es la forma de contaminación más perjudicial hoy en día. Industrias, motores de combustión, productos químicos, etc. resultado del avance de nuestra sociedad y de nuestro estilo de vida están provocando un deterioro cada vez mayor en la calidad del aire que respiramos.
¿Y la calidad del aire interior?
El concepto de calidad del aire interior está estrechamente vinculado a la salud de los ocupantes de un edificio, es por ello por lo que, conocer qué contaminantes están presentes en el aire viciado que respiramos y sus efectos en nuestro bienestar es fundamental. Comprender y controlar los contaminantes más comunes presentes en el interior de nuestros edificios nos ayudará a reducir el riesgo de problemas para la salud.
Como contaminantes del aire interior más comunes encontramos los producidos por los propios ocupantes en su actividad diaria, los materiales utilizados en la construcción, el uso excesivo o inadecuado de productos de limpieza, desinfectantes, insecticidas; el humo del tabaco y los gases procedentes de la combustión de equipos de gas y de climatización… Y si a todos estos contaminantes añadimos una inadecuada ventilación y un grado de humedad superior a lo aconsejable, los problemas ocasionados por la contaminación del aire se agravarán.
Entre las enfermedades más comunes asociadas a los contaminantes mencionados encontraremos diversas dolencias relacionadas con los ojos, las vías respiratorias altas (sequedad de garganta y nariz); relacionadas con los pulmones, con la piel y en general, otros trastornos como cefaleas, somnolencia, ansiedad, dificultad para concentrarse, etc.
Por supuesto, todo esto dependerá del grado de exposición y el efecto de los contaminantes en las personas, que no siempre es el mismo, pero en cualquier caso, en mayor o en menor proporción, nuestra salud se verá afectada.