que cosas tenemos actualmente en nuestra sociedad que se parezca a la idea de platon del alma y el conocimiento?
Respuestas a la pregunta
El platonismo fue una operación filosófica tremendamente exitosa que, en realidad, destruyó los cimientos iniciales de la Filosofía. Esta había nacido mirando a los ojos a la realidad, intentando explicar el funcionamiento del cosmos sin recurrir a dioses o seres sobrenaturales. Los primeros filósofos, como Tales, marcan distancia con la mitología y la religión y se aproximan, por así decirlo, a planteamientos científicos. Probablemente no sea casual que ello se produzca en paralelo a un proceso de democratización política, pues los dioses eran el sustento del poder aristocrático. Sin embargo, Platón reinventó la Filosofía como un discurso más cercano a la religión que a la ciencia y apoyó, tampoco es casual, un proceso de involución política en contra de la democracia.
Platón fue el creador del idealismo, una posición filosófica que desprecia la realidad y el cuerpo y hace del alma y los mundos imaginarios su lugar natural. Ese idealismo enlazó a la perfección con las grandes religiones de occidente, islam, judaísmo y cristianismo, y de ese modo se convirtió en la corriente filosófica dominante. Hay un hilo tan directo entre Platón y las filosofías idealistas contemporáneas que Nietzsche, en su lucha por superar siglos de inercia filosófica, entendió que debía cargar directamente contra Platón.
Sí, Platón sigue vigente, como dice el texto anteriormente citado. Pero eso no es síntoma de la pertinencia de su pensamiento, sino de la extraña permanencia de fuerzas de poder que atraviesan los siglos. ¿Acaso no es paradójico que una sociedad que se llama democrática tenga por uno de sus referentes filosóficos fundamentales a un autor que hace de la lucha contra la democracia uno de sus empeños fundamentales? ¿O que entiende que los seres humanos pueden ser clasificados y jerarquizados en función del tipo de alma que en ellos predomina?
En realidad, el platonismo, el idealismo en su conjunto, no son sino disfraces eficaces de un discurso de base religiosa cuyo cometido fundamental es enmascarar la realidad, velar el mundo. Porque cuando no se conoce la realidad, es imposible gestionarla. Esa es la continuidad que pretenden garantizar esas aludidas fuerzas de poder: la ignorancia de los mecanismos que permitirían cambiar el mundo. De ahí la necesidad de rescatar otras filosofías de raíz materialista, reprimidas a lo largo de la historia por un poder al que resultaban incómodas. No en vano toda filosofía implica un proyecto político, y viceversa.