¿Qué consecuencias inmediatas trae para tu ciudad esta pandemia a nivel económico?
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La estrategia de las rebajas
La propuesta del Gobierno español propone el establecimiento de un fondo por importe de 1,5 billones de euros -considerado por la mayoría de los analistas, instituciones y países más afectados por la pandemia- como el esfuerzo mínimo necesario europeo a la altura de las consecuencias económicas señaladas más arriba.
La canciller alemana, sin embargo, tras realizar ante su Parlamento un canto a la solidaridad y hablar durante la cumbre de la necesidad que la intervención tiene que ser “enorme”, en sus declaraciones ha rebajado la cifra de partida a un billón de euros. Un tercio menos para empezar a hablar. Dado que la Comisión suele tomar buena nota de estos ‘recados’ alemanes, el primer riesgo, con seguridad, consiste en que la erosión a lo largo de las negociaciones termine por dejar el fondo prácticamente escuálido.
La ingeniería financiera de la Comisión (Juncker 2) y la pérdida de peso de las transferencias
La propuesta española se basa en transferencias, acertadamente, por varias razones. Tras el confinamiento, los agentes económicos, empresas y familias, quedan exhaustos. Incluso con los mayores apoyos posibles de cada Gobierno que, como dicen unánimemente los más prestigiosos economistas, deben ser en esta situación tan intensos como sea posible, porque cuanto más se hundan, más lenta, más difícil, y más cara, será la recuperación.
Pues incluso con esos apoyos tan importantes en cada país, familias y empresas van a sufrir un traumatismo del que tardarán en recuperarse. No habrá un “rebote” suficiente de la demanda y por lo tanto de la actividad si solo se ofrecen créditos. La mayor parte de las familias y la mayor parte de las empresas habrán registrado pérdidas, en no pocas ocasiones cuantiosas, de su renta. En esas condiciones, ofrecer créditos tiene poca capacidad de reanimación de la economía. Si no hay recuperación de rentas y estímulos considerables, el consumo tardará en reaccionar y, sin una robusta recuperación de las carteras de pedidos, la inversión, mucho más. Las enormes caídas del PIB que están siendo calculadas son, a la postre, caídas de renta.
La finalidad de los fondos, el reparto y los retrasos
La adopción de un instrumento presupuestario tiene indudables ventajas, pero también inconvenientes. El fondo que habría de crearse requiere establecer unos objetivos, unos procedimientos y un reglamento. Esto, con acuerdo, podría no ser problemático. Pero, en un contexto en el que la Unión se encuentra claramente dividida puede hacer que el proceso sea lento y proceloso: podría llevar meses.
De los objetivos que se decidan depende, además, el reparto de los fondos entre los Estados Miembros, que es una cuestión siempre espinosa. Si no se comprende que los Estados más dañados por los efectos económicos de la pandemia, y que están sufriendo en mayor medida el desastre económico, requieren una mayor intensidad en las ayudas (especialmente en lo relativo a las subvenciones), el proceso será complejo y los resultados no serán los esperados ni los adecuados. Si se impone la lógica de que cada cual tire hacia su lado, los efectos probablemente limitados del estímulo fiscal, ya mencionados, podrían verse aún más debilitados.
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