¿Qué cambios y permanencias mantiene hoy la iglesia católica desde la edad media?
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Resumen: El presente artículo busca reconstituir e interpretar históricamente la percepción del cambio histórico al interior del pensamiento católico chileno durante la primera mitad de la década de 1960. Apoyados en fuentes destinadas al debate público así como en investigaciones sociológicas elaboradas en el periodo, se plantean las siguientes conclusiones: entre los factores del cambio histórico se anotaban el proceso de secularización y la articulación de una sociedad plural en Chile; la actitud frente a estos cambios no fue homogénea, conviviendo al interior de la opinión católica posturas que apoyaban los cambios y otras que los percibían con temor; como forma coherente de asumir los desafíos del cambio histórico, se formularon al interior de la Iglesia Católica chilena juicios y acciones orientadas a fortalecer su presencia en la opinión pública, así como a transformar sus propias estructuras y procedimientos.
Palabras clave: Iglesia Católica, Historia de Chile, Cambio Histórico, Secularización, Siglo XX.
Abstract: This article aims to make an historical interpretation about the per-ception of historical change inside the Catholic thought in Chile during the first half of the 1960s. Supported in historical sources for the public discus-sion -as well as sociological research published in the period- it is possible to formulate the following conclusions: secularization and the formation of a plural society were taken as factors of historical change; in front of these transformations, Catholic opinion maintained an attitude of rejection and support; however, the Catholic Church decided to strengthen its presence in the public field, and transform their own structures and procedures.
Keywords: Catholic Church; Chilean History, Historical Change, Secularization; XX Century.
INTRODUCCIÓN
A inicios de la década de 1950, el obispo de Talca Manuel Larraín E. (1900-1966), con particular claridad definió el contexto de secularización y cambio histórico en el que transitaría la Iglesia Católica en los años venideros, marcados por el hecho de que "el ritmo de la historia se acelera, cambios rápidos e insospechados antes conmueven las instituciones y las costumbres", provocando con ello que "las divisiones sociales y políticas se hacen más agudas y violentas". Ante dicha situación inexorable, la convicción del religioso apuntó hacia la máxima de que "lo espiritual debe animar lo temporal", permaneciendo cada esfera como ámbito propio, pero no en un sentido negativo o de aislamiento católico, sino bajo la consigna de que "la Iglesia no tiene por fin que este mundo pase, sino el santificar un mundo que pasa"1. Lo que era indudable, sin embargo, era que ese mundo que pasaba estaba cambiando, y sus transformaciones se percibían en multitud de esferas y situaciones.