que cambios produjo el dominio del fuego en el hombre primitivo
Respuestas a la pregunta
Para que se produzca la combustión , deben coincidir cuatro factores que conforman el “tetraedro del fuego”:
-Combustible: un compuesto orgánico como la madera , el carbón vegetal, gases de hidrocarburos o la gasolina.
–Comburente: el más común de los cuales es el oxígeno del aire.
-Temperatura: llamada también “energía de activación”. Puede tratarse de una chispa, otra llama, o darse espontáneamente, si hay una temperatura alta. Cuando la temperatura se eleva, la velocidad de oxidación aumenta hasta alcanzar el nivel en que se mantiene a sí misma por el calor que genera.
Los tres factores hasta aquí definidos son imprescindibles. Sin ellos, no hay combustión.
Por último, para que el fuego se mantenga es necesario que haya una reacción en cadena. Vale decir, debe sostenerse una vez suprimida la fuente de la ignición. Durante la combustión, se libera energía calórica a partir de la energía que mantenía unidos los átomos del combustible. Las llamas son gases incandescentes que resultan de la emisión de gases y vapores despedidos por la oxidación —vapor de agua, dióxido de carbono—, así como luz visible e infrarroja; y también son fuentes de calor.
Como se ve, son tantos los factores que deben concurrir para originar fuego, que resulta comprensible que sus descubridores no supieran al principio cómo iniciarlo. Hace más de 400.000 años, durante la glaciación de Mindel —en el Paleolítico—, el Horno erectus se limitaba a recogerlo de la naturaleza, por ejemplo de un incendio forestal, y a conservarlo tanto como pudiera. Se han encontrado restos de hogueras cuya antigüedad fluctúa entre los 300.000 años de Chou Kou Tien, al sudoeste de Beijing, China, donde también se conservan los restos del hombre de Pekín, y los 400.000 años del hallazgo de Vértesszollós
en Hungría y la caverna de L’ Escale, cerca de Marsella, Francia, en los que se aprecia que los combustibles utilizados eran la madera y, a veces, los huesos de las presas cazadas, que tenían la ventaja de arder durante un período más prolongado. Este dominio limitado sobre el fuego tuvo, no obstante, profundas repercusiones en la vida del hombre primitivo.
El fuego aseguró protección contra los animales y frente al frío y
también se utilizó para endurecer los mangos de las lanzas, lo que en
conjunto operó una profunda transformación en la organización social del
Horno erectus.
La
hoguera se transformó en el lugar de reunión por excelencia, ya que la
actividad no se limitó a las horas de luz solar; las llamas permitieron
la vida nocturna, y a su luz se intercambiaron conocimientos, se
planificaron cacerías, se difundieron técnicas. Por supuesto, la
necesidad continua de mantener el fuego encendido trajo aparejado un
nuevo reparto de tareas en el grupo: vigilar las llamas, conseguir
combustible, cocinar los alimentos, eran tareas que insumían un tiempo
valioso.