¿Que cambios ha tenido el barroco?
ayuda por favor les daré corazón y coronita
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Una nueva entrega del recuento histórico de la arquitectura que gracias el profesional emérito Jorge Saravia Valle, que es urbanista y máster en Planificación Urbana y Regional, llega a estas páginas y nos recuerda el desarrollo desplegado por el género humano. En esta ocasión recorremos la historia posterior al Renacimiento hasta llegar a las puertas de la era Moderna.
Explicación:
Respuesta:
Muy conocidas son las etapas del siglo XVII de la pintura, la escultura, la arquitectura, pero, no en muchas ocasiones, el período barroco musical ha sido justamente tratado. Quizá sea porque, aunque discurre en paralelo al resto de las artes, la música ha recorrido otros caminos, otra evolución diferente. A la música fue el último arte al que se le aplicó el término de origen portugués “barroco”. Este vocablo designaba a una perla irregular, y la evolución de su significado derivó en el siglo XVIII en una forma de designación despectiva que definía así a lo ampuloso y recargado del arte antiguo y, por ende, a la música como confusa en lo armónico, disonante, de dificultad melódica, desigual, no natural, el barroco como una forma degenerada del Renacimiento.
La música barroca, de la que vamos a tratar en estas líneas, englobaría a aquellas corrientes y maneras de hacer música desde finales del siglo XVI, aún coexistiendo con formas renacentisitas, hasta mediados del XVIII, cuando comienzan a despuntar elementos musicales preclasicistas en algunas áreas de Europa.
No sin embargo, el territorio que dominará musicalmente al resto del viejo continente será, en concreto, Italia, donde Florencia, Roma y Nápoles serán los centros de mayor relevancia e influencia. En otros países se desarrollarán peculiares características, pero la influencia italiana en música estaría siempre latente. También influyó en el desarrollo del Barroco, desde un punto de vista histórico y político, el auge de las monarquías absolutistas, que favorecían el despliegue y florecimiento de las capillas musicales en las cortes reales. La Iglesia, empero, perderá paulatinamente su influencia en la música, y las “academias”, centros de arte marcadamente laicistas, serán un punto importante para la creación musical.
La estética barroca
La reseña estética más sobresaliente del Barroco es la búsqueda de la intensificación emocional, una misión que se encargará de encontrar los medios expresivos máximos de emoción en la múscia. La textura novedosa de la monodía acompañada (una melodía completada por un bajo continuo, y sobre el que muchas veces se construye) que permite proyectar el contenido del texto, como en el recitativo, con mayor dramatización y apego al contenido del texto.
La teoría de los “affetti” o afectos humanos, que nace en Florencia, dice que la música puede transmitir sentimientos y afectar al alma del oyente, a modo de catarsis o de estímulo, con afectos de alegría, quietud o tristeza. Y la vía más efectiva para lograr estos objetivos es la aplicación de la “ley del contraste”. El policolarismo veneciano de los hermanos Gabrielli, de Benevoli, etc., alababa la contraposición de planos sonoros. Nace el estilo concertado, donde la fórmula del contraste de diversos elementos musicales se hace mediante el timbre (orquesta, solistas, grupos de instrumentos, todos combinados y opuestos), como observamos en los innumerables conciertos de Antonio Vivaldi. El “tempo” de los movimientos en las obras instrumentales comienza a ser marcado por sus diferencias dinámicas de velocidad, expresión bien plasmada en las suites francesas de Lully o en las del propio Bach. Las voces comienzan a polarizarse, y nace el contraste entre voces graves y agudos, matices muy destacables en las cantatas y también ya en las primeras óperas.
Primera etapa del Barroco
Las primeras fases del Barroco nos remontan a la Italia a caballo entre los siglos XVI y XVII, donde asistimos a la oposición tremenda al estilo del contrapunto, reinante en los escritos musicales del Renacimiento, y se prefieren los recitativos afectivos con ritmo libre, que usaban un armonía pretonal (no como la clásica, canónica y académica archiestudiada) y cuya máxima era la expresión, recurriendo en ocasiones a la disonancia.
Esto ocurre con la música religiosa italiana de esta época, donde la iglesia va perdiendo la influencia que poseía desde la instauración de la práctica oficial del contrapunto, y nace el estilo concertado en la escuela venciana de Andrea y Giovanni Gabrielli: policoralidad, contrastes, eco, alternancia de voces e instrumentos en la ejecución (solistas, coros, orquestas, etc.).
Por otro lado, la monodía acompañada en el estilo religioso se traduce en los recitativos sagrados de Cavallieri o Caccini. La melodía siempre se acompaña y apoya de un bajo continuo, como ocurre en las obras de Ludovico Vidiana. Pero el estilo más común y utilizado va a ser el estilo concertado, que tiene su máxima expresión en las espeldorosas “Vísperas de la Beata Virgen” de Claudio Monteverdi.
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