Historia, pregunta formulada por fabianateresitadelor, hace 8 meses

-¿Qué cambio en la sociedad argentina en esos siete años de dictadura militar​

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Contestado por karinagambinorios
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La dimensión de lo cotidiano atraviesa un horizonte muy amplio de prácticas que organizan la vida doméstica, y ha recibido en los últimos años una creciente atención por parte de distintas historiografías nacionales, aunque el significado de dicha expresión dista de ser unánime, ya que hasta el mismo concepto remite a diversas significaciones en la práctica historiográfica. Al respecto, en 1991 Peter Burke señalaba que aunque la expresión vida cotidiana circulaba desde hacía decenios, el interés de la historiografía en el fenómeno se había desplegado desde fines de la década de 1960, en contraste con el rechazo a su indagación previa, por habérselo considerado hasta entonces un tema trivial. El propio Burke señalaba que se trata de un abordaje con problemas para ser definido con precisión, pero que comparte con la “historia desde abajo” y la “historia de la cultura popular” “el interés por el mundo de la experiencia ordinaria (más que por la sociedad en abstracto) en cuanto punto de partida, junto con un empeño por considerar problemática la vida diaria…” (BURKE, 1996, p. 24-25) Se trata así de un abordaje centrado en la experiencia cotidiana de los sectores populares, en una mirada que se emparenta con la rica tradición de estudios de la clase obrera y la cultura popular del marxismo británico. (WALTON, 1995) Como veremos, para otras tradiciones la indagación no se restringe a la experiencia popular sino que abarca también la propia de las elites sociales.

La noción de vida cotidiana resulta un concepto de empalme entre los niveles macro y microsociales, tanto en términos estructurales cuanto en lo referente a la percepción de los actores. Así, en su clásico libro Agnes Heller define la vida cotidiana “como el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales a su vez, crean las posibilidades de reproducción social” (HELLER, 1987, p. 19). Por su lado, Norbert Lechner sostiene que la esfera de la vida cotidiana es aquella en la que se desarrolla la producción y reproducción de certezas básicas con que evaluamos lo novedoso y lo problemático, y la sede en que se plantea la vivencia subjetiva de las condiciones estructurales. Como consecuencia, el académico chileno afirma que en la práctica de investigación “… el estudio del cambio social requiere investigaciones sobre aquellas modificaciones moleculares, casi imperceptibles y que, sin embargo, van cambiando justamente esas nociones de lo normal y natural a partir de las cuales juzgamos lo que son rupturas”. (LECHNER, 1988, p. 45)

Es muy probable que sea la corriente alemana de historia de la vida cotidiana, la Alltagsgechichte, la que haya creado los instrumentos más sofisticados para intentar captar los distintos elementos que constituyen la historicidad de las prácticas de las multitudes, abordando tanto la experiencia popular cuanto la de las elites. Como ha expresado Alf Lütdke, la apuesta de esta corriente reside en captar “las formas en que los hombres se apropian de las condiciones en las que viven, producen experiencias, utilizan modos de expresión e interpretaciones”. En este proceso los agentes se convierten en actores que “interpretan y se muestran, presionan o rechazan”. (LÜDTKE, 1995, p. 49). Estas perspectivas se articulan sin dificultad con el énfasis de Michel De Certeau, en la capacidad de resignificación de los sujetos “ordinarios” en su cotidianeidad. (DE CERTEAU, 2000, p. XVII-XVIII)

Pensados desde una sensibilidad que buscaba encontrar las resistencias obreras y populares al nazismo que otras indagaciones no habían hallado, buena parte de los trabajos de esta corriente dieron cuenta, sin embargo, múltiples expresiones de conformismo – si no de adhesión a dicho régimen – en los testimonios recogidos en las diversas investigaciones desarrolladas. La inspiración de la corriente surge de las dificultades para conciliar, en la década de 1970, las experiencias individuales con el relato hegemónico sobre el Tercer Reich. Dos grandes proyectos bucearon en la experiencia subjetiva de la vida cotidiana durante el nazismo, haciendo de la historia oral una herramienta privilegiada. El Proyecto Baviera estudió tanto a trabajadores y campesinos como a nobles, magistrados y profesionales, mientras el Proyecto Rhur se concentraba en la experiencia de obreros y empleados (BROSZAT et al., 1977-1983; NIETHAMMER, 1983-1985). Su aporte permitió comprender al nazismo como un régimen policrático, y mostró los límites del encuadramiento nazi, al exhibir la desafección, las quejas y hasta la oposición de la poblacION.

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