¿Qué cambiarias de la historia? y ¿cómo sería el final que le colocarías? Razone su
respuesta
EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR.
Había una vez un emperador al que le encantaban los trajes. Destinaba toda su
fortuna a comprar y comprar trajes de todo tipo de telas y colores. Tanto que a veces
llegaba a desatender a su reino, pero no lo podía evitar, le encantaba verse vestido con
un traje nuevo y vistoso a todas horas. Un día llegaron al reino unos impostores que se
hacían pasar por tejedores y se presentaron delante del emperador diciendo que eran
capaces de tejer la tela más extraordinaria del mundo.
- ¿La tela más extraordinaria del mundo? ¿Y qué tiene esa tela de especial?
- Así es majestad. Es especial porque se vuelve invisible a ojos de los necios y de
quienes no merecen su cargo.
- Interesante… ¡entonces hacedme un traje con esa tela, rápido! Os pagaré lo que me
pidáis.
Así que los tejedores se pusieron manos a la obra.
Pasado un tiempo el emperador tenía curiosidad por saber cómo iba su traje, pero
tenía miedo de ir y no ser capaz de verlo, por lo que prefirió mandar a uno de sus
ministros. Cuando el hombre llegó al telar se dio cuenta de que no había nada y que lo
que los tejedores eran en realidad unos farsantes, pero le dio tanto miedo decirlo y que
todo el reino pensara que era o que no merecía su cargo, que permaneció
callado y fingió ver la tela.
- ¡Qué tela más maravillosa! ¡Qué colores! ¡Y qué bordados! Iré corriendo a contarle al
emperador que su traje marcha estupendamente.
Los tejedores siguieron trabajando en el telar vacío y pidieron al emperador más oro
para continuar. El emperador se lo dio sin reparos y al cabo de unos días mandó a otro
de sus hombres a comprobar cómo iba el trabajo.
Cuando llegó le ocurrió como al primero, que no vio nada, pero pensó que si lo decía
todo el mundo se reiría de él y el emperador lo destituiría de su cargo por no merecerlo
así que elogió la tela.
- ¡Deslumbrante! ¡Un trabajo único!
Tras recibir las noticias de su segundo enviado el emperador no pudo esperar más y
decidió ir con su séquito a comprobar el trabajo de los tejedores. Pero al llegar se dio
cuenta de que no veía nada por ningún lado y antes de que alguien se diera cuenta de
que no lo veía se apresuró a decir:
- ¡Magnífico! ¡Soberbio! ¡Digno de un emperador como yo!
Su séquito comenzó a aplaudir y comentar lo extraordinario de la tela. Tanto, que
aconsejaron al emperador que estrenara un traje con aquella tela en el próximo desfile.
El emperador estuvo de acuerdo y pasados unos días tuvo ante sí a los tejedores con el
supuesto traje en sus manos.
Comenzaron a vestirlo y como si se tratara de un traje de verdad iban poniéndole
cada una de las partes que lo componían.
- Aquí tiene las calzas, tenga cuidado con la casaca, permítame que le ayude con el
manto…
El emperador se miraba ante el espejo y fingía contemplar cada una de las partes de
su traje, pero en realidad, seguía sin ver nada.
Cuando estuvo vestido salió a la calle y comenzó el desfile y todo el mundo lo
contemplaba aclamando la grandiosidad de su traje.
- ¡Qué traje tan magnífico!
- ¡Qué bordados tan exquisitos!
Hasta que en medio de los elogios se oyó a un niño que dijo:
- ¡Pero si está desnudo!
Y todo el pueblo comenzó a gritar lo mismo, pero aunque el emperador estaba
seguro de que tenían razón, continuó su desfile orgulloso.
olianabustacara:
ayudenme plisssssssssssssssssssss
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ddddddddddddddddddddddd p o r q u e p r e g u n t a s y o n o s e
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1+1=2
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