¿qué aspectos considera la teoría de la dependencia que el desarrollismo había pasado por alto?
Respuestas a la pregunta
Explicación:
A partir del supuesto que dice que entre los muchos estudios que abordaron la experiencia teórica “dependentista” pocos se han detenido a problematizar el referente que la nombra, el objetivo de este artículo será problematizar la noción de “teoría de la dependencia”. Cuando se ingresa al análisis de sus principales producciones, como las de Cardoso y Faletto, Ruy Mauro Marini ó Gunder Frank, 1979), no se pueden dejar de observar significativas diferencias, no sólo en lo relativo a los porqués de la dependencia, sino también a la aceptación conjunta sobre su existencia y sus modos de ser como un bloque homogéneo y sin fisuras internas. Una de las hipótesis de este trabajo sostiene que la “teoría de la dependencia” es menos un campo de pensamiento unívoco y articulado que una corriente intelectual aunada bajo un “haz de interrogantes común”. Otro de los inconvenientes que aparecen cuando se analizan los estudios sobre esta problemática es que su definición se formula en base a una oposición polar respecto del “desarrollismo cepalino”. Aquí se postula, y esta es la segunda hipótesis, que el binomio “desarrollismo-dependentismo” es incorrecto, y que entre ambos hay más puntos de encuentro de los que se quisiera admitir. Asimismo, cuando se indaga en los factores históricos que inspiraron la aparición de esta “corriente de pensamiento” suele haber coincidencia en que la Revolución Cubana ejerció una influencia excluyente para su conformación. En tal sentido, siendo esta nuestra tercera y última hipótesis, se soslaya el influjo de un acontecimiento que trastocó la historia de todo un país y que seguramente contribuyó a los aires de renovación cultural e intelectual regionales: la Revolución Boliviana de 1952.
Este artículo propone problematizar la noción de “teoría de la dependencia”. Si bien existen muchos estudios que abordan este campo (Weffort, 1970; Cueva, 1974, 1979a, 1979b; Beigel, 2006, 2009, 2010; Borón, 2008), muy pocos se han detenido sobre el referente que los nombra: “teoría de la dependencia”. Al sumergirse en las principales producciones llamadas “dependentistas” (Cardoso y Faletto, 1969; Marini, 1969, 1973; Gunder Frank, 1979), no se pueden dejar de observar diferencias, no sólo en lo relativo a los porqués de la dependencia, sino también a la aceptación conjunta sobre su existencia y sus modos de ser como un bloque homogéneo y sin fisuras internas. Una de las hipótesis de este trabajo sostiene que la “teoría de la dependencia” es menos un campo de pensamiento unívoco y articulado que una corriente intelectual con un “haz de interrogantes común”. Otro de los inconvenientes que aparecen cuando se analizan los estudios sobre esta problemática, es que su definición se formula en base a una oposición polar respecto del “desarrollismo cepalino”. Aquí se postula, y esta es la segunda hipótesis, que el binomio “desarrollismo-dependentismo” es incorrecto, y que entre ambos hay más puntos de encuentro de los que se quisiera admitir. Asimismo, cuando se indaga en los factores históricos que inspiraron la aparición de esta “corriente de pensamiento”, suele haber coincidencia en que la Revolución Cubana ejerció una influencia excluyente para su conformación. En tal sentido, se soslaya, y esta es nuestra tercera y última hipótesis, la influencia de un acontecimiento que trastocó la historia de todo un país, y que seguramente influyó en los aires de renovación cultural e intelectual regionales: la Revolución Boliviana de 1952.
Para el desarrollo de las mencionadas hipótesis se