que armas llevaba don Quijote de la mancha en su viaje
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arnés era el conjunto de piezas de acero que cubrían al guerrero desde la cabeza hasta los pies, y el arnés tranzado era la armadura de acero compuesta por varias piezas con sus junturas, que permitían al caballero hacer toda clase de movimientos.
Cuando Don Quijote desafía al presunto burlador de la jija de doña Rodríguez, el duque señala el día y las armas: éstas serían "las acostumbradas de los caballeros, lanza, escudo y arnés tranzado con todas las demás piezas".
Cervantes vio a Don Quijote vestido con armas anticuadas, que sorprendían a todo aquél con el que tropezaba el caballero. Cuando Don Quijote sale armado con todos sus pertrechos, estando en la venta donde da remate la historia de Fernando y Dorotea, sorprende a todos los presentes:
"sorprendió a don Fernando y a todos los demás la extraña presencia de Don Quijote, viendo su rostro de media legua de andadura, seco y amarillo, la desigualdad de sus armas y su mesurado continente".
No es de extrañar que sus armas llamasen la atención, basta recordar cómo se dispuso para su primera salida:
"y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos hacía que estaban puestas y olvidadas en un rincón".
Desde mediados del siglo XV la técnica de los armeros había llegado a un grado asombroso de perfección. Pero el arnés de un modesto hidalgo de aldea como Don Quijote no podía compararse con las armaduras que hoy se pueden ver en retratos de reyes o nobles. En el combate contra el vizcaíno, de un golpe que le da éste en el hombro izquierdo le deja desarmado de todo aquel lado, algo que habría resultado imposible con un arnés medianamente bueno.
Las piezas nombradas por Cervantes son el morrión simple, la celada o yelmo, la gola, el peto, el espaldar y las grebas. Hay que añadir las piezas que sin duda llevaría para protegerse brazos, caderas y muslos.
Debajo del arnés Don Quijote llevaba un jubón de armar, y encima del arnés, una ropilla, que le roban los galeotes en su segunda salida. Su primer escudo fue una adarga y el segundo una rodela. Y sus armas una lanza y una espada.
Cuando Don Quijote desafía al presunto burlador de la jija de doña Rodríguez, el duque señala el día y las armas: éstas serían "las acostumbradas de los caballeros, lanza, escudo y arnés tranzado con todas las demás piezas".
Cervantes vio a Don Quijote vestido con armas anticuadas, que sorprendían a todo aquél con el que tropezaba el caballero. Cuando Don Quijote sale armado con todos sus pertrechos, estando en la venta donde da remate la historia de Fernando y Dorotea, sorprende a todos los presentes:
"sorprendió a don Fernando y a todos los demás la extraña presencia de Don Quijote, viendo su rostro de media legua de andadura, seco y amarillo, la desigualdad de sus armas y su mesurado continente".
No es de extrañar que sus armas llamasen la atención, basta recordar cómo se dispuso para su primera salida:
"y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos hacía que estaban puestas y olvidadas en un rincón".
Desde mediados del siglo XV la técnica de los armeros había llegado a un grado asombroso de perfección. Pero el arnés de un modesto hidalgo de aldea como Don Quijote no podía compararse con las armaduras que hoy se pueden ver en retratos de reyes o nobles. En el combate contra el vizcaíno, de un golpe que le da éste en el hombro izquierdo le deja desarmado de todo aquel lado, algo que habría resultado imposible con un arnés medianamente bueno.
Las piezas nombradas por Cervantes son el morrión simple, la celada o yelmo, la gola, el peto, el espaldar y las grebas. Hay que añadir las piezas que sin duda llevaría para protegerse brazos, caderas y muslos.
Debajo del arnés Don Quijote llevaba un jubón de armar, y encima del arnés, una ropilla, que le roban los galeotes en su segunda salida. Su primer escudo fue una adarga y el segundo una rodela. Y sus armas una lanza y una espada.
anapanameno:
una espada y una lanza
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