Psicología, pregunta formulada por angelinedraws, hace 2 meses

Qué aporta la Psicología a la compresión del ser humano?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por vvale13
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Respuesta:

La Psicología interviene mediante diversas orientaciones que tratan de comprender al individuo y de intervenir en la realidad y problemas que presenta.

La Psicología le permite al ser humano conocerse a si mismo y entender, a su vez, el comportamiento y las acciones de los demás. La Psicología hace diversos acercamientos a la conducta humana, que van desde sus bases fisiológicas y biológicas, hasta las sociales, pasando por los procesos psicológicos y cognoscitivos como la percepción, el aprendizaje, la memoria, el condicionamiento, la motivación y la emoción.


angelinedraws: gracias
vvale13: de nada, espero que te sirva
Contestado por alexboy58k
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Respuesta:

La psicología debe partir en sus estudios de un enfoque que tenga en cuenta al hombre como una unidad estructurada en sí misma, contra todo reduccionismo, y como unidad trascendente, abierta a Dios ( 2016). La psicología necesita considerar el hecho de la integración de lo psíquico con lo corporal, por un lado, como también con lo espiritual.

La psicología científica en sus orígenes, especialmente el conductismo, no tuvo en cuenta a la conciencia y no le asignó relevancia a las nociones de personalidad, yo y sí mismo. De modo semejante, la psicología marxista, tanto en Occidente como en la Unión Soviética, cuestionó las nociones de interioridad, identidad y espiritualidad, pretendió ser una psicología objetiva y criticó al subjetivismo.

En el siglo XX, en la psicología, comienzan diversos intentos en rescatar la noción de persona, fundamentalmente que este modelo resalta el papel de las emociones. Así un fracaso atribuido a una causa considerada como internamente controlable hace que el sujeto sienta culpa, este sentimiento puede funcionar como guía y motivador en conductas de logro.

Respecto a la interioridad y subjetividad la Psicología cognitiva y la Teoría de la Mente consideran que el hombre puede representar los estados mentales de los demás (creencias, deseos, miedos) y explicar y predecir sus conductas. Es decir, el eje central de nuestra habilidad para desenvolvernos en entornos sociales complejos es un mecanismo que, o bien mediante simulación (Goldman, 2006) o bien mediante inferencias guiadas por un corpus de información , 2003; Nichols 2003), atribuye estados causales internos a un sujeto de modo que podemos predecir o explicar su conducta.

Al problema de cómo nos damos cuenta que los demás son seres con mente y le atribuimos deseos, intenciones, creencias si no tenemos un acceso directo a sus mentes, se lo abordó desde dos posturas: la simulacionista y la teórico-inferencial. Tales respuestas han sido denominadas perspectiva de primera y de tercera persona debido a que, en el primer caso, se resalta el acceso privilegiado a la primera persona del singular (yo) en la atribución de estados mentales a los otros (y su proyección simulada en los demás); mientras que en la segunda el énfasis explicativo está puesto en la posibilidad de atribución, mediante procesos inferenciales o teóricos, a un otro objetivado y distante, un “él”. Algunos autores consideran que pese a sus diferencias y aparente oposición, ambas suponen un mismo punto de partida: la idea de que la mente de los otros es opaca y no puede ser percibida directamente o, en otras palabras, la creencia de que no es posible tener una experiencia directa del otro (Pérez y Español, 2014).

La teoría sobre la capacidad de simular los estados mentales de otros nace o emerge de, al menos, tres habilidades innatas 2011) que tienen un beneficio directo en la adaptación:

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