Qué actividades económicas se desarrollaron en la región pampeana durante el siglo XIX en Argentina?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La historia económica del siglo XIX argentino muestra procesos de largo aliento que lo subtienden en su totalidad, hecho aprovechado por Roy Hora para proponer distintas lecturas de sus efectos sobre el resto de los factores a medida que avanzaba la centuria; efectos que no necesariamente fueron homogéneos, cosa que suele olvidarse, y que tampoco evitaron la aparición de claros procesos de ruptura, cuyos engarces con las líneas de continuidad el autor ha logrado asimismo transmitir con gran solvencia.
Luego de un discreto esquema de la economía del periodo colonial, donde se muestra la fenomenal mejora en los términos del intercambio ligados a la apertura comercial, que habría de marcar hasta la crisis de 1914 un por momentos exitosísimo vuelco de la economía hacia el exterior. un principio auspiciosos. Los precios de los bienes importados perdieron la mitad de su valor ya en el curso de la década revolucionaria que va desde 1810 a 1820; si bien los de las exportaciones tendieron en el largo plazo a estancarse o también a descender, todo indica que la reducción de los costos de flete e intermediación adjuntos a la caída definitiva del régimen colonial ampliaron notablemente sus posibilidades de realización exterior. Así, con un ingreso pleno en la economía atlántica, la revolución reveló a los azorados habitantes del Río de la Plata que había abierto las puertas del futuro, y que este sin duda funcionaba. Eso explicaría, entre otras cosas, el amplio apoyo popular del que gozó la revolución, al menos entre la plebe urbana: la cual vio incrementado su poder de compra al prodigarse las importaciones de bienes de consumo baratos, a la vez que, paradójicamente, crecía la demanda de trabajo porque también lo hacía en el medio rural un sector de empresas productivas ligadas a la exportación, muchas de ellas en manos de capitalistas de mediana o aún de escasa importancia. Con el aditamento de la presión reclutadora provocada por las guerras, el esquema reforzó la estructural escasez de mano de obra de la economía rioplatense, presionando así hacia el alza a los salarios, que en el periodo sin duda aumentaron en términos reales.
Dos consecuencias notorias de esa situación: la primera, el creciente desbalance de la economía hacia el área del litoral, que vio aumentar no sólo su riqueza, sino también su población relativa, tanto por migraciones desde el menos favorecido del interior, como por la captación de incipientes corrientes de inmigrantes extranjeros; la segunda, la conflictividad política que se dio entre Buenos Aires y las demás provincias, que sólo comenzaría a saldarse luego de la caída del más conspicuo gobernador de la primera, Juan Manuel de Rosas, en 1852. Se abrió con ese hecho un nuevo periodo en el que el dinamismo de la nueva economía se aceleró, abarcando en su vorágine crecientes porciones del territorio interior. Es de destacar que, si bien durante la primera mitad de la centuria la escasez o inexistencia de instituciones básicas para que funcionara con plenitud esa nueva economía no impidió que esta se desarrollase, durante la segunda mitad el progresivo surgimiento de infraestructuras a nivel provincial o nacional (códigos y cuerpos legales, oficinas de registro fundiario, sistema judicial autónomo y solvente, moneda única, pesos y medidas uniformes) está sin duda en la base de su crecimiento exponencial. Más aún, la adición de procesos productivos de progresiva complejidad, siempre en torno a ciclos ligados al mercado exterior, sugiere que ambos fenómenos no sólo fueron paralelos, sino que se retroalimentaron, al basarse en esencia la recaudación fiscal en impuestos al comercio de importación, y este en el poder de compra generado por el sector exportador.
Así, en sucesión no excluyente, ese sector pasó de estar dominado por la producción de cueros vacunos a la de lana y luego al trigo y la carne enfriada, es decir, transitó desde un perfil básicamente extractivo a otro donde se generaba cada vez mayor valor agregado, en consonancia con una progresiva inversión de capital, tanto privada como pública. Y si el ingreso en rubros básicos como los del inicio no significaba demasiada diferenciación, a medida que avanzaba la segunda mitad del siglo, al requerir cada vez más dinero y más tecnología, la producción de bienes de punta fue alejándose crecientemente del abanico de posibilidades abiertas para ciertas áreas o ciertos actores, lo cual devino en la búsqueda de alternativas más discretas, aprovechadas también diferencialmente: la conformación de un mercado nacional integrado posibilitó especializaciones regionales, antes imposibles por el aislamiento recíproco a que condenaba a las distintas provincias la falta de medios de comunicación modernos.
Explicación:
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