¿Qué acciones, expresiones o manifestaciones se han mantenido para las mujeres en cuanto a derechos políticos en el siglo XXI? ¿Qué queda por mejorar en esta realidad?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
No hay malestar con la democracia, pero hay malestar en la democracia. Y para resolverlo es indispensable
hacer uso del instrumento más preciado que ella nos brinda: la libertad. Libertad para discutir lo que
molesta, lo que algunos preferirían que se oculte. Libertad para decir que el rey está desnudo y tratar de
entender por qué. Libertad para saber por qué un sistema que es casi un sinónimo de igualdad, convive con
la desigualdad más alta del planeta, para saber si lo que discutimos es lo que precisamos discutir o lo que
otros nos han impuesto, para saber cuáles son nuestras urgencias y prioridades.
Explicación:
de los años noventa. Sin embargo, las mujeres sufrieron más que los hombres el aumento del
desempleo y se beneficiaron menos de su descenso posterior, de manera que la brecha de
desempleo entre mujeres y hombres se amplió en ambas fases”. A esto se suma que las mujeres
están menos protegidas, porque una mayor proporción de ellas labora en el mercado de trabajo
informal (PNUD, 2010)
Adicionalmente, la mínima transformación de los roles de género a lo interno de los hogares,
continúa vulnerando la autonomía de las mujeres. Las encuestas de uso del tiempo implementadas
desde 1998 en 12 países latinoamericanos, muestran que: “no solo las mujeres dedican más tiempo
que los hombres al trabajo doméstico no remunerado, sino que su carga total de trabajo es mucho
mayor, aun cuando el número de horas consagradas al trabajo remunerado sea menor, lo que
afecta negativamente su acceso a los ingresos”. Esta múltiple jornada laboral, “no ha hecho sino
reforzar la desigualdad ya que en los hogares de menores ingresos la dificultad de delegar las tareas
de cuidado reduce la posibilidad de incorporar un aportante adicional de recursos monetarios”
(CEPAL y Secretaria de Políticas para as Mulheres, 2010: 35 y 162)