que accion tuvo el vaticano en las guerras malvinas??
Respuestas a la pregunta
Respuesta: creo que te puede servir :3
Explicación:
Desde las primeras décadas del siglo XX, la Iglesia argentina consolidó una matriz
ideológica que asociaba el catolicismo con la nación. Esta concepción, que poco a poco
empezó a ser compartida por el Ejército, sostenía que la identidad nacional se definía a
partir de un conjunto de pautas sociales, culturales y religiosas fuertemente arraigadas en
nuestra sociedad, entre las cuales el catolicismo ocupaba un lugar central. Esa centralidad
que adquiría la fe católica al momento de definir la nacionalidad era producto, desde la
perspectiva nacional-católica, de los más de cuatro siglos de evangelización que la Iglesia
había llevado adelante en América Latina.
Así como la Iglesia católica encontró en la conquista el acontecimiento que la ligaba con
los orígenes de la nación, el Ejército se remontó hasta las guerras de independencia para
demostrar que también había nacido junto con ella. Las míticas ideas de una “Argentina
católica” y de un “ser nacional” que podían ser definidos en función de la observancia de
ciertas tradiciones sociales y culturales del pueblo argentino ocuparon el centro del
imaginario político de la Iglesia y de las Fuerzas Armadas. A lo largo de décadas, la
construcción de esta lógica identitaria entre nación, Iglesia y Fuerzas Armadas se tradujo en
una concepción totalizadora de lo social, que subordinaba las diferencias a lo que era
considerado el núcleo constitutivo de la nacionalidad: la religión católica.1
La utopía de una sociedad desprovista de conflictos y homogeneizada por el peso de la
tradición católica requería, como mecanismo de reafirmación de esa identidad, de la figura
de un “enemigo”, configurado por todos aquellos individuos o grupos que no compartían
esos valores y pautas culturales sobre los que se fundaba la nación y que, por eso mismo,
ponían en peligro su propia existencia. Esta matriz ideológica, que la Iglesia compartía con
las Fuerzas Armadas, estuvo en la base del apoyo que la jerarquía eclesiástica brindó al
golpe militar del 24 de marzo de 1976.