Historia, pregunta formulada por carollizethaco95, hace 1 año

Q aspectos de la vida de Miguel osorio te llamaron la atencion.....

Y que temática crees q trataría profirió barba jacob en sus poesías


Respuestas a la pregunta

Contestado por diananavarroq
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Biografía

Miguel Ángel Osorio Benítez, con el seudónimo de Porfirio Barba-Jacob y con el de Ricardo Arenales firmó todos sus poemas. Este último lo adoptó en Barranquilla en 1906, al inicio de un largo peregrinaje que le llevó por múltiples ciudades de países de las tres Américas, y lo usó hasta 1922 cuando, en Guatemala, se lo cambió por el que conservó hasta su muerte.

Sus artículos periodísticos, aparecidos en una veintena de publicaciones del continente, no llevan firma, o están firmados ocasionalmente con otros seudónimos: Juan Sin Miedo, Juan Sin Tierra, Juan Azteca, Junius, Cálifax, Almafuerte (que también usó el poeta argentino Pedro Palacios), El Corresponsal Viajero... En cuanto al de Maín Ximénez, más que un seudónimo fue el personaje de un gran poema o drama que se le quedó en proyecto.

Estos cambios de nombre, al igual que su movilidad geográfica, son buen reflejo de su natural inconstancia y de su perenne ansia de renovación. Ya al final de su vida pensaba cambiarse el de Porfirio Barba-Jacob por el Juan Pedro Pablo, para borrarse en el nombre de todos con el nombre de nadie. Tras dejar Antioquia, donde había fundado una escuelita campesina, la "Escuela de la Iniciación", Barba-Jacob publicó en Barranquilla, en 1906 y 1907, en sendos folletos, dos largos poemas, "La tristeza del camino" y "Campaña florida", y varios poemas en la prensa local, entre los cuales, la célebre "Parábola del retorno", muy popular en Colombia. Con los trovadores colombianos Franco y Marín se embarcó en Barranquilla, y por Costa Rica, Jamaica y Cuba llegó a México. En Monterrey fundó la Revista Contemporánea, una de las más grandes revistas literarias mexicanas (de la que salieron catorce números y que tuvo por colaboradores, entre muchos, a Alfonso Reyes y los hermanos Max y Pedro Henríquez Ureña), y fue jefe de redacción del viejo y prestigioso diario El Espectador, con el que acabó quedándose.

Por sus ataques a políticos porfiristas locales desde las columnas de ese periódico fue a dar seis meses a la cárcel, de la que lo sacó la revolución. Ya en la capital de México colaboró en El Imparcial, El Porvenir reyista y El Independiente, y fundó Churubuseo, de éxito resonante y efímera duración. Con el seudónimo de Emigdio S. Paniagua publicó en 1913, en folleto, el largo reportaje periodístico El combate de la ciudadela narrado por un extranjero, sobre los sangrientos sucesos que siguieron al asesinato del presidente Francisco Madero y que se conocen como la "Decena trágica". Obligado a huir de México por su defensa del caído régimen porfirista y por sus ataques a la revolución triunfante de Venustiano Carranza y Pancho Villa, Barba-Jacob fue a dar a Guatemala, donde habría de dejar honda huella. Allí, en 1914, su amigo el poeta y cuentista guatemalteco Rafael Arévalo Martínez escribió inspirándose en él, en Ricardo Arenales o el señor de Aretal, su mejor relato, El hombre que parecía un caballo, que le dio gran notoriedad a su autor y que empezó a forjar la leyenda del poeta colombiano.

Por no plegarse a la voluntad del déspota de Guatemala, Manuel Estrada Cabrera, hubo de marcharse del país dejando a medio publicar su libro Tierras de Canaán, para volver, por segunda vez, a Cuba. En esta nueva estadía en la isla (1915) Barba-Jacob compuso algunos de sus más bellos poemas: "Canción innominada", "Elegía de septiembre", "Lamentación de octubre", "Soberbia" y "Canción de la vida profunda", su más célebre poema. En 1916 andaba por Nueva York escribiendo en la prensa de lengua española. En Nueva York se embarcó para La Ceiba, pueblito de la zona bananera en la costa norte hondureña, en el cual fundó un pequeño diario, Ideas y Noticias, patrocinado por el comandante del puerto, general Augusto Monterroso. De Honduras pasó a El Salvador, a cuya capital llegó el 7 de junio de 1917, el mismo día del terremoto que destruyó a la pequeña ciudad, suceso sobre el que escribió un folleto de gran éxito, El terremoto de San Salvador, narración de un sobreviviente.

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