Pueden escribirme una carta de opinion sobre la corrupción
Respuestas a la pregunta
Urdangarin y la infanta Cristina, bajo sospecha. Bárcenas, en la cárcel por ladrón. Matas, en la cárcel por lo mismo. Jordi Pujol, defraudador confeso. Aguirre, infractora a la fuga. Cañete, machista. León de la Riva, machista reincidente. La sede del partido político que nos gobierna, registrado por la policía. Gobiernos de Valencia y Andalucía, en tela de juicio por las irregularidades del pasado más reciente. Una pléyade de alcaldes, concejales, consejeros, directores generales, imputados. Cientos de cargos públicos con cargos sobre ellos, pero libres la mayor parte, sin fianza alguna. Decenas de casos: Gürtel, ERE, Nóos, Brugal, Fabra, Pokémon, Palma Arena, Pallerols, Millet, Malaya, ITV, Baltar, etcétera.
Si dicen que la clase política es un reflejo de la sociedad, qué sociedad, madre mía. La curación de la corrupción empieza por uno mismo, en el día a día, a ver si logramos el reto que apuntaba en este diario el juez Gómez Bermúdez (EL PAÍS, 27-8-14): “Educar a las siguientes generaciones en que, por ejemplo, saltarse una cola es un comportamiento poco ético y reprobable. El día que consigamos que nuestros niños entiendan eso, será mucho más difícil que luego haya un alto índice de corrupción”.
Y a los no tan niños, habría que recordarles que una cosa es que te regalen unas botellas de buen rioja por Navidad y otra que te conviertan en accionista venal de una bodega.