propuestas participativas que contribuyen a resolver problemas identificados en su institución educativa
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Dejar de dar bandazos. Centenares de docentes, como Teresa Simonet, maestra de Música y Primaria en Cádiz, reclaman un pacto educativo que dé estabilidad normativa al sistema, que ha tenido ocho leyes desde la restauración de la democracia.
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2. Mayor autonomía. Muchos, como Antonio Solano, director del instituto Bovalar de Castellón, son partidarios de que sean los “profesionales de la educación” los encargados de diseñar los currículos. Y son numerosas las peticiones de más autonomía para los centros, siguiendo el camino tomado por Portugal.
3. Prestigiar la evaluación. Una parte del profesorado considera imprescindible revalorizar las notas de evaluación. Tanto las individuales —“sin evaluación, la escuela se convierte en un parque de atracciones”, dice el donostiarra Elías Goñi— como las colectivas —mediante pruebas de nivel comparables que permitan contrastar la eficacia de los métodos, señala José Luis Barba, jefe del departamento de Biología en un instituto canario.
4. Bajar las ratios. Una petición común es reducir el número de alumnos en las aulas. O, como alternativa, poner dos profesores en la misma clase. Después de 34 años dedicados a la docencia, parte de ellos en programas específicos para estudiantes con problemas para superar los ciclos, la profesora madrileña Mar Fernández concluye que los grupos pequeños “son el único modo de garantizar enseñanza personalizada y afrontar variadas dificultades de aprendizaje”.
5. Mejorar la formación del profesorado. Son muchos quienes, como Luis Carlos Contreras, catedrático de universidad en Huelva, creen que el sistema solo mejorará si lo hace la formación y selección de entrada de los docentes. Entre las medidas que proponen figuran establecer carreras —o especialidades en las titulaciones actuales— para ser profesor de Secundaria, aumentar la exigencia para ingresar en Magisterio, implantar un sistema de incorporación a la docencia mediante una residencia similar al modelo MIR de los médicos, y mejorar la formación continua.
6. Renovar la docencia. Un sector de los profesores —y también de padres y alumnos— creen urgente actualizar la práctica docente que, en palabras de Francesc Bosch, orientador en el instituto de Premià de Dalt (Baleares), abusa de “clases magistrales poco motivantes” y no conectadas con la realidad. “Por ejemplo”, afirma, “se está librando una batalla social, política, humana y económica sobre el cambio climático y se hace muy poco por abordar el tema y trabajarlo en profundidad en las clases”. Los docentes, por su parte, se quejan de que la creciente carga burocrática les resta tiempo y energía para preparar clases y atender a estudiantes.
7. Trabajadores sociales. Diversas propuestas apuntan en la misma dirección: la enseñanza reglada es una herramienta clave para reducir la desigualdad social, pero con frecuencia no funciona porque el sistema no dispone de suficientes recursos específicos para compensar la gran desventaja con la que parten los alumnos de familias pobres, como ha constatado Ana Isabel Peltzer, profesora de Secundaria en Logroño. “Desde Infantil se puede percibir la brecha entre los niños con padres con formación que pueden prestarles atención y los que no. Tenemos que darles apoyo extra con especialistas”, afirma. Otras voces, como la de María Jávega, maestra en Sevilla, sugieren que los centros educativos cuenten de forma estable con trabajadores sociales para afrontar, de forma conjunta a la educativa, las situaciones graves.
8. Diagnosticar las dificultades. En torno al 10% de los alumnos son disléxicos, y la falta de normas en la mayoría de comunidades para detectar pronto el problema conduce a menudo al fracaso. “Estamos diagnosticando tarde, cuando los problemas de autoestima y salud mental ya están creados. Dejamos sufrir a miles de niños, haciéndoles pensar que son tontos o vagos, por nuestra inacción”, lamenta Matilde Sánchez, que se presenta como madre y médica.
9. Repensar el espacio. La vertiente física del sistema también es una fuente de preocupación. No solo allí donde las instalaciones están deterioradas o consisten en barracones. Varias propuestas plantean cambios en el diseño de clases y patios. “Las aulas tendrían que ofrecer espacios diversos para distintas formas de agrupamiento: un ambiente para leer, una mesa de grupo para trabajar, un rincón tecnológico y de investigación, y un lugar donde estar cuando te apetezca estar solo”, opina Beatriz Serrano, maestra de Infantil en Las Palmas de Gran Canaria.
10. Más fondos. Prácticamente nadie reclama subir el salario de los profesores —aunque varios proponen vincular aumentos a resultados—. Pero la necesidad de una mayor inversión, sobre todo en la red pública, es la urgencia más señalada por la comunidad educativa.
Explicación: REGALAME CORONITA PORFA.