Proceso social y su relación con el conocimiento? Explicar
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La autopoiésis cognitiva: del sistema viviente al sistema social
Para adentrarse en la gestión del conocimiento necesitamos comprender la función que cumplen los actos cognitivos en la evolución humana. Todas las personas educadas en la época contemporánea piensan en términos evolutivos y tienen alguna idea sobre la importancia que tuvo el desarrollo de la inteligencia en el surgimiento de las primeras sociedades humanas.
Sabemos que el desarrollo del lenguaje ha sido decisivo para activar las potencialidades cognitivas del cerebro. Podemos imaginar que en principio los gestos, sobre todo con las manos, acompañaron los primeros sonidos que emitieron los ancestros primitivos para indicar emociones, transmitir mensajes o enunciar acciones. En la medida en que mejoraron las comunicaciones mejoraron los intercambios y la organización social.
Podemos imaginar también, como lo hace Karl Popper, que las primeras teorías que se elaboraron sobre el fuego, sobre los utensilios y herramientas dieron lugar a una cadena de pruebas de “ensayo y error”, de “hipótesis y refutaciones”, que fueron construyendo un sistema de conocimientos sobre el mundo, sobre el sistema social y sobre nosotros mismos (Popper, 2001).
Los chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela elaboraron en 1972 una teoría de los sistemas vivientes donde aparece el concepto de “autopoiésis” para designar la capacidad de autoproducción que en los humanos tiene como instrumento el lenguaje y que da lugar a la cultura (Maturana, 1999).
Estas y otras teorías muestran la importancia de los intercambios, del lenguaje y de la comunicación en el desarrollo de la inteligencia y de la cultura humana. También ponen de manifiesto la inconsistencia de las teorías reduccionistas, monocausales o unívocas del conocimiento. El proceso del conocimiento implica desarrollo de interacciones con el medio y el despliegue de variadas competencias.
2. El juego de las antinomias y de las visiones unidimensionales
Tanto en las instituciones educativas como en las organizaciones todos los individuos adoptan “modelos de conocimiento” que por lo general están relacionados con “modelos culturales” o “tradiciones heredadas”. Los médicos, los abogados, los arquitectos, los matemáticos, los pedagogos y otros profesionales se han formado en procesos endogámicos que transmiten una manera de pensar ligada a sus tradiciones disciplinarias.
A nivel nacional se habla del “racionalismo francés”, del “idealismo alemán”, del “empirismo británico” o del “pragmatismo norteamericano”. Cada “modelo” de conocimiento tiene una “eficacia relativa”, lo que muestra, desde el punto de vista epistemológico, que las categorías que utilizamos son herramientas que creamos para explorar el mundo.
En Oriente y en Occidente durante milenios las teorías monocausales tuvieron un gran atractivo. El realismo, el idealismo, el subjetivismo o el materialismo fueron algunas de ellas. Estos y otros enfoques coexisten en el mundo universitario y por ello la gestión del conocimiento debe explicitarlos.
Kant, para superar las antinomias entre los racionalistas (franceses) y los empiristas (británicos) introdujo en el siglo XIX una teoría dualista reconociendo que en el proceso del conocimiento intervienen tanto los aportes del mundo exterior como las predisposiciones subjetivas (categorías a priori) de los individuos.
A comienzos del siglo XX la Fenomenología de Husserl mostró la intencionalidad de la conciencia y su coexistencia con el mundo. No hay conciencia sin mundo, ni mundo sin conciencia.
Más tarde el constructivismo de Jean Piaget demostró que el conocimiento es un proceso interactivo entre el sujeto y el objeto donde intervienen además factores sociales y lingüísticos (Piaget, 1967).
Actualmente, la visión del proceso del conocimiento se ha ampliado con los aportes de la Sociología del Conocimiento, la Psicología Cognitiva, las Neurociencias y la Epistemología (Houdé, 2003).
En las universidades cada disciplina, cada carrera, tiene sus “modelos de conocimiento”. Los abogados se forman con un pensamiento deductivo (argumentos nomotéticos), los matemáticos pueden ser “realistas”, “racionalistas” o “convencionalistas”, los economistas pueden ser “empiristas” o “teóricos”, los psicólogos pueden dividirse entre escuelas como el “conductismo”, el “psicoanálisis”, el “cognitivismo” y otras. En la organización universitaria podemos hablar de una “contemporaneidad” de todos los modelos de conocimientos, antiguos y contemporáneos.