Problematizamos sobre la presencia de hierro en los alimentos 2 Si bien los alimentos de origen animal contienen hierro disponible o fácilmente absorbible por el organismo humano, los alimentos procesados fortificados con hierro también disponen de este mineral, el cual puede ser detectado mediante diversas pruebas. ¿Cómo podemos probar si los cereales fortificados contienen hierro? Un estudiante ha propuesto usar el imán para comprobar la presencia de hierro en los alimentos, basado en el principio de la fuerza de atracción que tienen los imanes sobre los objetos de hierro. Nos planteamos la siguiente pregunta de indagación: "¿Cómo influye la fuerza de atracción del imán sobre la presencia de hierro en los alimentos?" (recordamos que la pregunta debe ser posible de investigar, debe contener una variable independiente y una dependiente con una relación de causa-efecto). Además, podemos formular otra pregunta de indagación:
Pregunta de indagación:
Respuestas a la pregunta
Respuesta:En este experimento vamos detectar el magnetismo de los alimentos de una forma muy sencilla. Pero antes, revisemos qué función cumple este mineral en el cuerpo humano.
El hierro es un mineral necesario para el crecimiento y el desarrollo del cuerpo humano y, por lo tanto, es un componente imprescindible en cualquier dieta. De su presencia en el cuerpo depende el buen funcionamiento de los glóbulos rojos, que se encargan de fabricar la hemoglobina. La hemoglobina es la responsable del transporte del oxígeno que obtenemos a través de los pulmones a todas las partes del cuerpo. Además, los glóbulos rojos utilizan el hierro para fabricar mioglobina, una proteína que aporta oxígeno a nuestros tejidos musculares.
Explicación:Aplicando las leyes del magnetismo, la rama de la física que estudia los fenómenos magnéticos, cualquier objeto que contenga hierro manifestará propiedades magnéticas. Cuando hablamos de los alimentos ricos en hierro, no estamos haciendo una metáfora. Realmente estos alimentos contienen una gran cantidad de este mineral. Por lo tanto, si un alimento tiene hierro, éste debería verse atraído por la fuerza magnética creada por un imán.
Esto es precisamente lo que hemos visto en nuestro experimento. Si hubiéramos elegido un alimento poco rico en hierro, como los frutos secos, hubiera sido imposible observar este fenómeno. Sin embargo, el hierro de los cereales es suficiente para vencer la inercia y acercarse hacia el imán.
El cuerpo humano tiene aproximadamente un total de 2,5 gramos de hierro diluidos en la sangre. No obstante, cada persona necesita unos niveles determinados de hierro.