problemas de comunicación
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
no pensar después de hablar
Algunos errores de comunicación básicos:
1. ¿Oír o escuchar?
Suele ocurrir que pensamos que estamos escuchando a una persona y lo que en realidad estamos haciendo es oyendo. Oír y escuchar no son lo mismo. Para poder escuchar hay que hacer uso de la escucha activa, que no solo presta atención a las palabras que una persona dice, sino también a su lenguaje corporal y a la comunicación no verbal y emocional en general.
La escucha activa mejorar las relaciones interpersonales porque mejora la comunicación.
2. Decir lo que uno piensa sin tener en cuenta a los demás
En estas situaciones en las que no se hace uso de la escucha activa, es frecuente que las personas digan lo que tienen ellos en mente en vez de prestar atención plena a lo que el otro interlocutor dice. Por eso escuchar activamente es importante, pues nos coloca en la piel de la otra persona, nos permite entender sus verdaderas emociones y captar el mensaje apropiadamente. Esto también favorece que la otra persona entienda que tenemos interés en lo que dice.
3. ¿Hablar o decir?
Ya sea en el lenguaje escrito o hablado, no es lo mismo hablar que decir: lo importante no es hablar o escribir mucho sino hacerlo con brevedad y precisión. No se trata de hacer uso de muchas palabras sino de emplear la intensidad y profundidad adecuada, de comunicar algo interesante.
4. Falta de confianza
La falta de confianza puede hacer que no expresemos apropiadamente lo que queremos decir y, en muchos casos, puede llevar a la falta de asertividad, a no poder expresar las opiniones de uno mismo correctamente, de no poner límites en las relaciones y, por tanto, en la buena marcha de la comunicación.
5. Falta de credibilidad
Igual que la falta de confianza, la falta de credibilidad también es importante a la hora de comunicarnos con otras personas, ya sea con nuestra pareja, en una empresa o a la hora de hacer un discurso en público.
La credibilidad favorece que el otro interlocutor se sienta cómodo y, en consecuencia, aumenta la confianza entre ambos.
6. Falta de empatía
La empatía es una habilidad social básica que es necesaria para poder convivir con los demás. Está íntimamente relacionada con el hecho de no expresar solamente lo que uno piensa, pues permite entender al otro interlocutor y su punto de vista. Es clave para poder enviar un mensaje claro y preciso.
7. La mala validación emocional
La validación emocional es un concepto que cada vez se emplea más, y lo poseen aquellas personas con una alta inteligencia emocional. Consiste en aceptar y dar feedback a los demás no solamente con palabras, sino también con el lenguaje no verbal.
Favorece la buena comunicación, pues el otro individuo comprende que está siendo entendido, reconocido y comprendido, y, en consecuencia, aumenta la verbalización de éste.
8. Lenguaje no verbal pobre
Es frecuente que prestemos mucha atención a las palabras y olvidemos el lenguaje no verbal. Según los resultados de una investigación llevada a cabo por Albert Mehrabian, el componente verbal es un 35% y más del 65% es comunicación no verbal. Esto incluye la postura corporal, el contacto visual o los gestos.
Esto debería ocurrir de manera natural, pero en algunos casos, por ejemplo cuando no estamos relajados, nuestro lenguaje no verbal no permite transmitir lo que intentamos decir.
9. Mal lenguaje verbal
El tono de voz, es decir no hablar demasiado alto o bajo, arrastrar las palabras, o utilizar demasiados términos de relleno como "ah ", “eh” o “um" puede provocar que el mensaje con el interlocutor pierda fuerza. Vocalizar correctamente, una buena capacidad de improvisación y, en definitiva, decir correctamente lo que queremos que la otra persona escuche mejora la comunicación.
10. Falta de respeto
Las personas nos abrimos más a los demás cuando nos respetan, por lo que el respeto es una habilidad comunicativa básica que debemos tener en cuenta a la hora de comunicar eficazmente. Es igual de importante como mostrar credibilidad. En una relación de pareja, por ejemplo, una señal de afecto o un bonito gesto demuestra que respetamos a nuestra amado/a y, en consecuencia, mejora la cercanía, la confianza y la comunicación con esa persona.