problemas ambientales
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LA ADAPTACIÓN Y MITIGACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
El calentamiento global inducido por las emisiones de CO2 —según la ONU estas han aumentado casi un 50% desde 1990— está acelerando el cambio climático y amenaza la supervivencia de millones de personas, animales y plantas al provocar episodios meteorológicos como sequías, incendios e inundaciones cada vez más frecuentes y extremos. Este fenómeno nos obliga a tomar medidas para mitigar sus efectos y adaptarnos a sus consecuencias que, incluso conteniendo el aumento del termómetro terrestre por debajo de 2 ºC como requieren los Acuerdos de París, se mantendrán durante siglos.
LOS PROBLEMAS DE CONTAMINACIÓN Y SU IMPACTO EN LA SALUD
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 90% de la humanidad respira aire contaminado y, en consecuencia, solicita una disminución de la polución para reducir el índice de enfermedades respiratorias, evitando así siete millones de muertes al año. El agua contaminada también causa problemas importantes de salud, además de cinco millones de fallecimientos anuales según Oxfam Intermón. La ONU aboga por eliminar los vertidos, minimizar el uso de productos químicos y depurar más cantidad de aguas residuales, entre otras medidas.
LA PROTECCIÓN DE LOS OCÉANOS
Los mares se han convertido en los grandes vertederos de plástico del planeta. Además, existen otros graves problemas medioambientales relacionados con los océanos como el deterioro de los ecosistemas por el calentamiento global, los vertidos contaminantes, las aguas residuales y el derrame de combustibles. La ONU insta a mejorar la administración de los espacios protegidos, dotarlos de recursos suficientes y disminuir la sobrepesca, la contaminación y la acidificación de los océanos causada por el aumento de la temperatura terrestre.
LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA Y LAS ENERGÍAS RENOVABLES
Mientras la energía supone un 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), la ONU calcula que el 13% de la humanidad carece de electricidad y que 3.000 millones de personas dependen de los combustibles fósiles para cocinar. Esta situación requiere de una transición energética hacia un modelo más limpio, accesible, eficiente y basado en el uso de fuentes renovables para formar comunidades más sostenibles, inclusivas y resistentes a problemas medioambientales como el cambio climático.
UN MODELO ALIMENTARIO SOSTENIBLE
La producción intensiva de alimentos tiene consecuencias nefastas para el medio ambiente al empobrecer el suelo y los ecosistemas marinos. Además, la sobreexplotación de los recursos naturales ha puesto en peligro la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua potable. La ONU considera imprescindible un cambio del modelo productivo y de nuestros hábitos alimenticios, apostando por una dieta más vegetariana y con alimentos de proximidad para ahorrar energía y emisiones de CO2.
EL DESARROLLO URBANO Y LA MOVILIDAD SOSTENIBLE
El crecimiento de las ciudades, que tendrán que albergar a unos 5.000 millones de personas en 2030, será otro de los grandes desafíos ambientales de la década. Las metrópolis del futuro tendrán que ser compactas, seguras, inclusivas, ecológicas y eficientes a nivel energético, con más zonas verdes, construcciones respetuosas con el medio ambiente y medios de transporte más sostenibles que le resten protagonismo al tráfico para dárselo a los espacios peatonales.
EL ESTRÉS HÍDRICO Y LA ESCASEZ DE AGUA
La falta de este recurso, vital para la supervivencia humana, animal y vegetal, afecta a más del 40% de la población mundial y, según el Foro Económico del Agua, la agricultura representa más del 70% del agua utilizada en los países más áridos del planeta. Un uso responsable de los recursos hídricos mejorará la producción alimentaria y energética, además de proteger la biodiversidad de nuestros ecosistemas hídricos y ayudarnos a frenar el cambio climático.
LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS EXTREMOS
El aumento de la temperatura terrestre está propiciando eventos climáticos cada vez más frecuentes, intensos y devastadores como sequías, huracanes y olas de calor. Mantener el termómetro a raya, como se viene impulsando en las negociaciones al más alto nivel, y mejorar nuestra capacidad de respuesta ante las emergencias climáticas son las claves para minimizar el número de estas catástrofes y aprender a adaptarnos y defendernos de ellas.
LA SUPERPOBLACIÓN Y LA GESTIÓN DE LOS RESIDUOS
La ONU prevé que la población mundial supere los 8.500 millones de personas en 2030, obligándonos a reducir notablemente la generación de residuos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización propias de la conocida como economía circular con el objetivo de minimizar su impacto en la salud y el medio ambiente.