Premios y castigos de la salle
Respuestas a la pregunta
Respuesta: El profesorado debe de dar ejemplo y por ejemplo para testimoniar su predilección y su celo por la escuela procurará animar a los indisciplinados, que se ausentan fácilmente y sin motivo, para que se vuelvan asiduos, e incluso cuando encuentren algunos niños vagabundos y desocupados que no asisten a la escuela, los incitarán a que acudan”.
(San Juan Bautista de La Salle Guia de las escuelas Cristianas)
Intoducción
La Guía de las Escuelas Cristianas se trata de una obra colectiva inspirada en el pensamiento de San Juan Bautista de La Salle[1] y los primeros Hermanos. Como tratado de metodología y organización escolar, este documento orientó la enseñanza lasaliana hasta mediados del pasado siglo y podemos afirmar que fue una herramienta pedagógica fundamental en los siglos XVIII y XIX.
El prefacio del manuscrito y la edición príncipe de 1720, registra lo siguiente: «Esta Guía se ha redactado en forma de reglamento sólo después de numerosos intercambios con los Hermanos de este Instituto más veteranos y mejor capacitados para dar bien la clase; y después de la experiencia de varios años, no se ha incluido en ella nada que no haya sido bien acordado y probado, cuyas ventajas e inconvenientes no se hayan ponderado, y de lo que no se hayan previsto, en la medida de lo posible, los errores o las malas consecuencias». Los objetivos de la misma son establecer la uniformidad en todas las Escuelas de los Hermanos para que las prácticas sean siempre las mismas y ofrecer al maestro una guía de trabajo y unas pautas concretas de conducta y de metodología. La obra está organizada en tres partes. En la primera se abordan con detalle las actividades que se realizan desde la entrada hasta la salida de la escuela. En la segunda se presentan los recursos que los maestros deben utilizar para mantener el orden. Finalmente, se abordan los deberes del inspector de las escuelas, el desempeño del formador de nuevos maestros, las cualidades de los maestros y su modo de proceder, así como las normas y conductas que deben observar los escolares.
La necesidad de mantener unas reglas. En este texto se expone que el hombre (y por tanto el niño o el joven) es tan propenso a la inconstancia e incluso al cambio, que necesita tener reglas por escrito “que lo mantengan en los límites de su deber y le impidan introducir novedades o destruir lo que ha sido sabiamente establecido”. Se recomienda a los hermanos su especial observación advirtiéndoles que no habrá orden en sus clases y escuelas en tanto en cuanto sean exactos en no omitir ninguna. Además esta guía deben recibirla como si hubiese sido dada por Dios, por medio de sus Superiores y de los primeros Hermanos del Instituto. De su lectura observamos que la disciplina vuelve a estar en un campo intermedio entre la observancia de lo terrenal y de lo divino. Se cumplen las normas para permitir la enseñanza y además para agradar a Dios, pues de él también vienen las normas.Para el estudio, se ha considerado oportuno dividir en dos el amplio marco de disposiciones que esta guía presenta, el que se refiere a las obligaciones del profesorado y el que se refiere a las obligaciones del alumnado.
ESPERO QUE TE SIRVA