Pregunta a tus padres o algún familiar con experiencia en la convivencia o matrimonio las preguntas que se te presenta. Luego tu opinión acerca de este importante sacramento.
- ¿Qué deben hacer los adolescentes para evitar la convivencia solo por compromiso?
- ¿Solo las personas que creen en la bendición de Dios pueden contraer matrimonio religioso? Si no ¿Port qué?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
R1 no dejarse engañar o abusar por los demás
Explicación:
R2 no porque Dios creo el matrimonio para unir y procrear
Respuesta:
La familia: Iglesia doméstica
La familia, transmisora del amor y de la vida
El plan de Dios del que hemos partido y que el hombre descubre en su vocación al amor, es que el matrimonio encuentre su plenitud en la familia. El despliegue del matrimonio en la familia es expresión verdadera de la fecundidad del amor, que se ha de entender en toda su amplitud de una vida llena que se transmite, dando la vida, enseñando a vivir y transmitiendo esa vida eterna que es la herencia de los hijos de Dios. El amor conyugal que se vive en matrimonio está ordenado, por designio divino, además de a la unión entre los esposos, a la procreación y educación de los hijos; de este origen y finalidad deriva la identidad y la misión de la familia que se puede describir como: descubrir, acoger, “custodiar, revelar y comunicar el amor”. El origen de esta fecundidad está en Dios Padre, “fuente de toda paternidad” (Ef 3,15), Amor originario del que procede la vocación al amor. Cuando la Revelación habla de Dios como Padre y del Verbo como Hijo, ese lenguaje, que sirve para iluminar el misterio de la Trinidad, ayuda también a descubrir la identidad de la familia: una comunidad de personas llamada a existir y vivir en comunión. De esa manera el “Nosotros” divino constituye el modelo y la vitalidad permanente del “nosotros” específico que constituye la familia.
Llamada a realizar a su escala la misión misma de la Iglesia
En cuanto nace del sacramento del matrimonio, en la recepción común de un único don divino con una misión específica, la familia cristiana, en su vida y sus acciones, es signo y revelación específica de la unidad y la comunión de la Iglesia. La familia cristiana constituye, “a su manera, una imagen y una representación histórica del misterio de la Iglesia”. Por eso está llamada a realizar, a su escala, la misión misma de la Iglesia. Es como una “iglesia en miniatura”, y puede y debe llamarse también “iglesia doméstica”.
La pastoral familiar, para ayudar a la familia a vivir plenamente y realizar su misión
Precisamente por esta íntima relación entre la familia cristiana y la Iglesia, la familia cristiana en cuanta comunión de personas es, por propio derecho, una comunión eclesial y un foco de evangelización. El primer elemento de la pastoral familiar es la misma vida cristiana de las familias. Este es el centro, el motor y el fin de toda pastoral que quiera ser en verdad familiar. No podrá consistir en actividades ajenas al vivir de la familia o a espaldas de su realidad, sino que, partiendo del protagonismo de la familia para llevar a cabo la misión recibida del mismo Cristo, la Pastoral familiar prestará todas las ayudas necesarias: anuncio del evangelio, asistencia en la vida de oración y sacramental, ayuda en las dificultades específicas de convivencia, educación y problemas familiares. De este modo, la Pastoral familiar les ayuda a llevar a plenitud su vida familiar.
La Iglesia, como sacramento de salvación de los hombres, necesita de las familias cristianas para llevar a cabo su misión. Existen dimensiones específicamente familiares de la evangelización que sólo se pueden llevar a cabo adecuadamente en el ámbito familiar y por el testimonio valiente y sincero de las familias cristianas.
Explicación:
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