Historia, pregunta formulada por celestecarrizo24, hace 1 mes

¿Porque se decidió secuestrar el cuerpo de eva perón??

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Respuestas a la pregunta

Contestado por camilua2022
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En septiembre de 1955, un golpe militar apaga la estrella de Perón y lo fuerza al exilio. Los nuevos amos del poder no esconden su revanchismo. Evita y su memoria no escapan al ensañamiento. Todo lo que tenga que ver con ella se borra, prohíbe o desmantela. Incluso se llega a castigar con la cárcel a quien la nombre en público o posea su retrato.

El palacio Unzué y la casa en que vivió antes de ser primera dama son demolidos. Tampoco su cuerpo merece un lugar para el reposo, y la construcción del mausoleo se detiene.

En los días tormentosos del golpe, Pedro Ara, que sigue cuidando de su obra dos años después de finalizarla, espera instrucciones de Perón. Pero este ha huido sin decir qué hacer.

Muy pocos conocen lo que se esconde en el edificio de la CGT, que ha pasado a manos de la Marina. Cuando Ara abre las puertas de la capilla, los militares descubren, en el centro de la sala, un cuerpo que yace sobre una losa de cristal suspendida del techo por cuerdas transparentes.

El espectáculo impresiona sobremanera a los visitantes. Pero se niegan a creer que sea su cadáver. Sin embargo, las radiografías demuestran que es un cuerpo real, y el resto de pruebas, que innecesariamente dañan el cadáver al seccionar una falange de la mano y el lóbulo de una oreja, son concluyentes: es Eva Perón.

El descubrimiento del cuerpo es un problema para las nuevas autoridades. Temen que si cae en manos de la resistencia peronista se desate una revuelta que incendie el país. Pero también son conscientes de la oportunidad, si actúan con rapidez, de eliminar para siempre el máximo símbolo del enemigo.

La cúpula golpista está resuelta a hacer desaparecer el cuerpo, pero difiere en la manera. Los más extremistas proponen quemarlo, o incluso lanzarlo al mar; sin embargo, los escrúpulos religiosos imponen una sepultura cristiana, pero clandestina. El general Pedro Eugenio Aramburu, hombre fuerte del régimen, encarga la misión a un fanático antiperonista, el teniente coronel Carlos Moori Koenig, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE).

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