¿Porqué muchas naciones se interesan por el polo sur, llamado también el sexto continente, si están lejos de el?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
porque hay naciones que quieren llegar más lejos que otras por lo cual una quiere intentarlo y quiere tener como por decir ese record
Respuesta:
Antártica no es un país: no tiene gobierno ni población indígena. Todo el continente está protegido como reserva científica.
El Tratado Antártico, que entró en vigor en 1961, consagra un ideal de intercambio intelectual.
La actividad militar está prohibida, así como la prospección de minerales. Cincuenta estados -entre ellos Rusia, China y Estados Unidos- han ratificado el tratado y sus acuerdos conexos.
Sin embargo, uno de los legados de las expediciones imperiales anteriores, cuando Ernest Shackleton y todos los demás lucharon contra el viento para plantar sus banderas, es la codicia nacional.
Un susurro
Mapa de reclamos antárticos
FUENTE DE LA IMAGEN,BBC WORLD SERVICE
La ciencia impulsa la investigación en Antártica hoy en día, sin embargo, hay una razón por la cual los geólogos a menudo tienen el lugar más destacado: los gobiernos realmente quieren saber lo que hay debajo del hielo.
Se susurra una palabra: petróleo. Algunas predicciones indican que la cantidad de petróleo en la Antártica podría ser de 200.000 millones de barriles, mucho más que Kuwait o Abu Dhabi.
Es extremadamente difícil y, por el momento, de un costo prohibitivo extraer petróleo en Antártica. Pero es imposible predecir en qué estado estará la economía mundial en 2048, cuando sea el momento de renovar el protocolo que prohíbe la prospección antártica. En ese escenario, un mundo hambriento de energía podría estar desesperado.
El Tratado Antártico suspendió todos los reclamos territoriales, pero eso no ha impedido que se quebranten las reglas. La mejor manera de sentar la base para adueñarse de lo que pueda haber abajo es actuar como si fueras dueño del lugar.
La relevancia de los sellos
Una de las cosas que los Estados-nación hacen es sellar pasaportes, así que cuando los turistas visitan la estación antártica británica en Puerto Lockroy, se les sella su pasaporte.
Esto a pesar de que el derecho internacional no reconoce la existencia del territorio antártico británico; de hecho, tanto Chile como Argentina reclaman el mismo pedazo de tierra y tienen sus propios sellos de pasaporte a mano.
Otra cosa que hacen los Estados -o solían hacer- es operar servicios postales.
En la base Vernadsky de Ucrania, me escribí a mí mismo una postal, compré una estampilla ucraniana con el dibujo de una vaca y la deposité en su buzón. Tomó dos meses en llegar, lo cual no está mal dado que viajó desde los confines de la Tierra.
Postal ucraniana en el Polo Sur
FUENTE DE LA IMAGEN,BBC WORLD SERVICE
Pie de foto,
La postal ucraniana que se envió el corresponsal desde el Polo Sur.
Más allá de la ciencia
Pero la diversión turística confabula con todo el alarde de patriotismo.
Rusia se ha dedicado a la construcción de bases alrededor de todo el continente antártico.
EE.UU. opera una base en el Polo Sur, que se extiende convenientemente sobre cada reclamo territorial. Este año, China construyó su cuarta base. El año que viene va a construir una quinta.
Escenas en Antártica
Pie de foto,
Por ahora, los que tienen permiso para estar en Antártica son los turistas y los científicos.
Las 68 bases de la Antártica son declaradamente estaciones de investigación pacíficas, establecidas con fines científicos, pero la prohibición de la militarización es ampliamente desdeñada.
Chile y Argentina, por ejemplo, mantienen una presencia militar permanente en el territorio continental de Antártica, y la preocupación es que algunos países o bien no están reportando el despliegue militar, o están reclutando contratistas civiles de seguridad para misiones esencialmente militares.
Los cielos de Antártica son inusualmente claros y también inusualmente libres de interferencias de radio, por lo que son ideales para la investigación del espacio profundo y el seguimiento por satélite. Pero también son ideales para el establecimiento de redes de vigilancia encubierta y el control remoto de sistemas de armas ofensivas.
El gobierno australiano identificó recientemente la base más nueva de China como una amenaza, especialmente debido a la posibilidad de vigilancia.
Denunció que: "las bases antárticas se utilizan cada vez más para un 'doble uso': la investigación científica que es útil para fines militares".
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