Matemáticas, pregunta formulada por omquizhpe, hace 1 mes

porque llamamos a la arte indigenista de ánimo social​

Respuestas a la pregunta

Contestado por medalla0629
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Respuesta:

Indígenas con trajes ancestrales, sus pies descalzos, manos ásperas, ojos brillantes y facciones toscas fueron, desde los años 20, los protagonistas en el arte latinoamericano. Surgieron , con todo su colorido y desesperanzas, impulsados por los movimientos sociales que trajeron dos revoluciones radicales y lejanas una de otra: la Mexicana y la Rusa.

El movimiento indigenista artístico se dio especialmente en Perú, Bolivia, Ecuador y, por supuesto, México con características distintas pero también similares. La principal de estas últimas es que en las cuatro naciones el objetivo fue la reivindicación social de las comunidades autóctonas y la revalorización de sus tradiciones culturales. Otra fue que en su mayoría, quienes lo desarrollaron fueron hombres de clase media y blancos, alejados social y culturalmente de estas realidades pero conscientes de esta disyuntiva. Todos ellos presentaban al mundo indígena como un paradigma de la nacionalidad auténtica, como el origen de una cultura nacional.

Explicación paso a paso:

En México, el indigenismo surgió inmediatamente después de su gran revolución ( fecha???) y tuvo como forma de expresión el muralismo. El gran impulsor fue el ministro de la época, José Vasconcelos, quien llevó a cabo un programa que tenía como objetivo socializar el arte para hacerlo más cercano al pueblo. Con este fin, llenó de murales el país con obras de artistas que trabajaban esos temas en un gran formato. Entre los principales estuvieron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siquieros. En sus obras, los indígenas (con sus vidas esforzadas y explotadas, sus tradiciones, creencias y mitologías) tomaron carácter monumental.

Perú es el otro país latinoamericano que vio florecer esa tendencia. Las reformas universitarias y, por supuesto, el pensamiento social de figuras como José Carlos Mariategui y Raúl Haya de la Torre impulsaron de alguna forma este arte comprometido con la realidad. Así surgieron pinturas que representaban indias con sus faldas cargando agua en vasijas, indígenas tocando sus instrumentos o mujeres con sus trenzas y tongos dirigiéndose a la iglesia de un pueblo de la sierra.

El cabecilla de esta corriente fue José Sabogal, que llegó no sólo a imponerla a fuego mientras dirigía la Escuela de Bellas Artes de su país. Esa actitud algo despótica hizo que un grupo de disidentes formara Los Independientes, que optaban por una pintura más internacional y universa. Aún así, Sabogal y su ‘pintura de cholos’, como peyorativamente la definían sus detractores, tuvo seguidores, y muchos. Entre ellos estuvieron Camilo Blas, Julia Codecido, Enrique Camino Brent y Teresa Carvallo, por nombrar unos cuantos. Mención merece también el pintor cajamarquino Mario Urteaga, quien pintó al pueblo indígena con sus costumbres, sus riñas, entierros, procesiones, labores domésticas con muchos colorido y la inocencia que los artistas autodidactas le imprimían a su producción.

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