Porque le quitan los terrenos a los campesinos?
Respuestas a la pregunta
En marzo de 1996, seis años después de recuperada la democracia y en completo secreto, el Ejército le vendió 16.700 hectáreas de la antigua Hacienda Río Colorado, un privilegiado terreno en San José de Maipo, a Cementos Bío Bío. La empresa era controlada por el empresario Hernán Briones Gorostiaga, quien presidía la Fundación Pinochet. Su venta contenía una clausula sorpresa: la empresa de Briones pagó por ese extenso paño solo $430 millones: $25.700 por hectárea. En rigor, el terreno que llega hasta la zona limítrofe con Argentina, no era propiedad del Ejército: la institución castrense se lo apropió después del Golpe de Estado, despojando a los campesinos que habían constituido allí un asentamiento luego de que la hacienda fuera expropiada en 1969 por la Ley de Reforma Agraria. Hernán Briones fue presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y uno de los más influyentes dirigentes empresariales que apoyaron la dictadura. Fue en esos años que Briones entabló con el general Pinochet un lazo de amistad y complicidad. Con otros dos dirigentes del gremio patronal -Eugenio Heiremans y Ernesto Ayala- formaron un poderoso e influyente trío al que el actual senador Andrés Allamand (RN) incluyó en lo que llamó en los ’90 “el poder fáctico”. Fue el propio Pinochet quien autorizó la venta de una parte de la Hacienda Río Colorado a la empresa que controlaba Briones. Así consta en la escritura de compraventa que lleva la firma del general Sergio Espinosa Davies, jefe del Comando de Ingenieros del Ejército, y el vicepresidente de Cementos Bío Bío, Alfonso Rozas Ossa (ver documento compraventa). Un año después de ese beneficioso negocio, Hernán Briones –junto a otros militares y empresarios- creó la Fundación Presidente Pinochet, para preservar su legado. Hasta su muerte, en diciembre de 2005, Briones mantuvo un estrecho lazo con el dictador. Realizó todo tipo de gestiones en Chile y Londres para terminar con su detención en el Reino Unido (1998-2000) y sus últimas apariciones públicas estuvieron ligadas a su rol de presidente de esa fundación.
En marzo de 1996, seis años después de recuperada la democracia y en completo secreto, el Ejército le vendió 16.700 hectáreas de la antigua Hacienda Río Colorado, un privilegiado terreno en San José de Maipo, a Cementos Bío Bío. La empresa era controlada por el empresario Hernán Briones Gorostiaga, quien presidía la Fundación Pinochet. Su venta contenía una clausula sorpresa: la empresa de Briones pagó por ese extenso paño solo $430 millones: $25.700 por hectárea. En rigor, el terreno que llega hasta la zona limítrofe con Argentina, no era propiedad del Ejército: la institución castrense se lo apropió después del Golpe de Estado, despojando a los campesinos que habían constituido allí un asentamiento luego de que la hacienda fuera expropiada en 1969 por la Ley de Reforma Agraria. Hernán Briones fue presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y uno de los más influyentes dirigentes empresariales que apoyaron la dictadura. Fue en esos años que Briones entabló con el general Pinochet un lazo de amistad y complicidad. Con otros dos dirigentes del gremio patronal -Eugenio Heiremans y Ernesto Ayala- formaron un poderoso e influyente trío al que el actual senador Andrés Allamand (RN) incluyó en lo que llamó en los ’90 “el poder fáctico”. Fue el propio Pinochet quien autorizó la venta de una parte de la Hacienda Río Colorado a la empresa que controlaba Briones. Así consta en la escritura de compraventa que lleva la firma del general Sergio Espinosa Davies, jefe del Comando de Ingenieros del Ejército, y el vicepresidente de Cementos Bío Bío, Alfonso Rozas Ossa (ver documento compraventa). Un año después de ese beneficioso negocio, Hernán Briones –junto a otros militares y empresarios- creó la Fundación Presidente Pinochet, para preservar su legado. Hasta su muerte, en diciembre de 2005, Briones mantuvo un estrecho lazo con el dictador. Realizó todo tipo de gestiones en Chile y Londres para terminar con su detención en el Reino Unido (1998-2000) y sus últimas apariciones públicas estuvieron ligadas a su rol de presidente de esa fundación.