porque la reconquista española fortaleció los ánimos independistas
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Respuesta:
En Cartagena el Cabildo cambió la forma de gobierno el 22 de mayo de 1810. Integró un triunvirato con el gobernador y dos regidores partidarios de la autonomía del gobierno. Su ejemplo lo siguieron los criollos de Cali, que crearon una Junta de Gobierno el 3 de julio, Pamplona el 4, Socorro el 10 y la capital Santafé, el 20.
Poco después en la provincia cartagenera se inició la emancipación absoluta.
Explicación:
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En Cartagena el Cabildo cambió la forma de gobierno el 22 de mayo de 1810. Integró un triunvirato con el gobernador y dos regidores partidarios de la autonomía del gobierno. Su ejemplo lo siguieron los criollos de Cali, que crearon una Junta de Gobierno el 3 de julio, Pamplona el 4, Socorro el 10 y la capital Santafé, el 20.
Poco después en la provincia cartagenera se inició la emancipación absoluta. Mompox declaró su independencia de España el 6 de agosto de 1810 y fue duramente reprimida por Cartagena, que reconocía aún la autoridad del Consejo de Regencia que gobernaba desde Cádiz.
No obstante, un año después, el 11 de noviembre de 1811 la ciudad amurallada y su provincia se adelantaron a las demás provincias granadinas y declararon su separación absoluta de España.
Un movimiento acaudillado por los hermanos Gabriel y Germán Gutiérrez de Piñeres, apoyados por el estamento popular y las milicias pardas, lideradas por Pedro Romero, le die-ron un golpe de Estado y obligaron a la Junta a pronunciarse por la independencia absoluta.
Nació entonces el Estado “libre, soberano e independiente” de Cartagena de Indias.
Esta república, regida por una constitución liberal decretada en 1812, pero sacudida por conflictos internos entre los “radicales” partidarios de la independencia absoluta, liderados por los hermanos Piñeres y los “aristócratas” o “regentistas”, a cuya cabeza figuraba el patricio José María García de Toledo y actuaba el militar Manuel del Castillo y Rada, amigos de la autonomía, pero manteniendo la unión con España, subsistió hasta el 5 de diciembre de 1815.
En 1814, el Rey armó la más grande expedición punitiva contra América para reconquis-tar sus dominios. Cartagena y su provincia soportaron un pavoroso asedio.
La provincia fue invadida desde Santa Marta por tres puntos diferentes. La destrucción fue terrible, los pueblos de la provincia fueron arrasados y quemados, tanto por los españoles para rendirlos, como por los patriotas para impedir que aquéllos encontraran provisiones y recursos. Su economía quedó destruida y los habitantes perseguidos y desplazados.
La ciudad amurallada fue sitiada por mar y tierra durante 107 días. Las tropas invasoras impidieron la entrada de alimentos y refuerzos. Caballos, burros, perros, cueros, ratas y otras alimañas fueron consumidos por una población hambrienta que prefirió la muerte antes que entregarse.
El 5 de diciembre de 1815, al caer la tarde, los patriotas evacuaron la ciudad en una flotilla de naves corsarias que logró burlar el cerco de los barcos realistas. Muchos naufragaron y otros fueron abandonados por los corsarios en playas panameñas después de haber sido des-pojados de las pocas pertenencias que habían logrado salvar.
El 6 de diciembre los españoles entraron a la ciudad donde sólo encontraron desolación y muerte. El gobierno quedó en manos del brigadier Gabriel de Torres y Velasco, oficial veni-do con Morillo.
Después de la Batalla de Boyacá, Bolívar encargó la liberación de la Región Caribe a su coterráneo el general Mariano Montilla. La ofensiva se organizó por tres frentes. El primero a cargo del mismo Montilla, invadió la Costa desde la isla de Margarita. El segundo, dirigido por los jóvenes granadinos tenientes coroneles José María Córdoba, libertador de Antioquia, y Hermógenes Maza, veterano de San Mateo, ocupó el bajo Magdalena y las sabanas de Co-rozal. El tercero, comandado por los coroneles Jacinto Lara y José María Carreño, venezola-nos que habían luchado con Bolívar en la campaña de 1818 en su país, invadió la provincia de Santa Marta por la vía de Ocaña.
Montilla se embarcó en Juan Griego a bordo de la escuadra comandada por el almirante Brión y el capitán de navío José Padilla, su segundo, compuesta por 26 buques, y se dirigió a Riohacha, ciudad que ocupó el 12 de marzo de 1820 tras la huida del gobernador español. Inmediatamente partió con 500 hombres para Valledupar a donde llegó el 28 de marzo para encontrarse con las tropas que debían venir de Ocaña. Regresó a Riohacha a fin de afrontar la insubordinación de las tropas irlandesas por falta de sus pagos, a las cuales remuneró y licenció en gran parte. Éstas, no obstante, incendiaron la ciudad por el botín.