Filosofía, pregunta formulada por nanananasi, hace 1 año

¿Porque la hipótesis del inconsciente es legítima e necesaria?

Respuestas a la pregunta

Contestado por cc75894857
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Respuesta:

El  psicoanálisis  nos  ha  revelado,  que  la  esencia  del  proceso  de  la represiónno consiste en suprimir y destruir una idea que representa al instinto, sino en impedirle hacerse  consciente.  Decimos,  entonces,  que  dicha  idea  es  «inconsciente»,  y tenemos  pruebas  de  que  aun  siéndolo, puede  producir  determinados  efectos,  que acaban  por  llegar a  la  consciencia.  Todo  lo  reprimido  tiene  que  permanecer inconsciente, pero queremos dejar sentado, desde un principio, que no forma, por sí sólo,  todo el contenido de lo inconsciente. Lo reprimido es,  por  lo tanto,  una parte delo inconsciente. ¿Cómo  llegar  al  conocimiento  de  lo  inconsciente?Sólo  lo  conocemos  como consciente, esto es, después que ha experimentado una transmutación o traducción a lo  consciente.  La  labor  psicoanalítica  nos  muestra  cotidianamente  la  posibilidad  de una  tal  traducción.  Para  llevarla  a  cabo,  es  necesario  que  el  analizado  venza determinadas resistencias, las mismas, que a su tiempo, reprimieron el material de que se trate, rechazándolo de lo consciente.Justificación de lo inconscienteDesde muy diversos sectores se nos ha discutido el derecho de aceptar la existencia de un psiquismoinconsciente y de laborar científicamente con esta hipótesis. Contra esta opinión podemos argüir, que la hipótesis de la existencia de lo inconsciente es necesaria y legítima, y además, que poseemos múltiples pruebas de su exactitud. Es necesaria,  porque los  datos  de  la  consciencia  son  altamente  incompletos.  Tanto  en los  sanos  como  en  los  enfermos,  surgen  con  frecuencia,  actos  psíquicos,  cuya explicación  presupone  otros  de  los  que  la  consciencia  no  nos  ofrece  testimonio alguno.  Actos  de  este  género  son,  nosólo  los  fallos  y  los  sueñosde  los  individuos sanos,  sino  también  todos  aquellos  que  calificamos  de  síntomas  y  de  fenómenos obsesivos en los enfermos. Nuestra   cotidiana   experiencia   personal   nos   muestra ocurrencias,   cuyo   origen desconocemos,  y  resultados  de  procesos  mentales,  cuya  elaboración  ignoramos. Todos   estos   actos   conscientes   resultarán   faltos   de   sentido   y   coherencia   si mantenemos  la  teoría  de  que  la  totalidad  de  nuestros  actos  psíquicos  ha  de  sernos dadaa conocer por nuestra consciencia y, en cambio, quedarán ordenados dentro de un   conjunto   coherente   e   inteligible   si   interpolamos   entre   ellos   los   actos inconscientes, deducidos. Esta adquisición de sentido y coherencia constituye, de por sí, motivo justificado para traspasar los límites de la experiencia directa. Y si luego comprobamos,  que  tomando  como  base  la  existencia  de  un  psiquismo  inconsciente podemos  estructurar  una  actividad  eficacísima,  por  medio  de  la  cual influimosadecuadamente  sobre  el  curso  de  los  procesos  conscientes,  tendremos  una  prueba irrebatible de la exactitud de nuestra hipótesis. Habremos  de  situarnos,  entonces,  en  el  punto  de  vista  de  que  no  es  sino  una pretensión insostenibleel exigir que todo lo que sucede en lo psíquico haya de ser conocido a la consciencia.

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