Porque la cultura se vuelve una mecanicia en un sistema capitalista?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
«El tiempo presente y el tiempo pasado acaso estén presentes en el tiempo futuro y tal vez al futuro lo contenga el pasado.»1 T. S. Eliot, Cuatro cuartetos
La literatura estándar ha reconocido, no sin cierta confusión teórica, la impresionante recurrencia de los ciclos empresariales cortos o Juglar, pero en cambio ha obviado en la mayoría de los casos la visión más global que la historia puede proporcionar en el análisis económico. En este capítulo se argumenta que para entender los procesos más generales de innovación social, económica, tecnológica e incluso cultural en las economías modernas es necesario establecer el marco de los valores culturales, de las relaciones sociales inherentes a la producción o el comercio, o de la creación de instituciones y procesos de aprendizaje, y que estos elementos requieren, a su vez, la interpretación de los ciclos largos recurrentes del desarrollo capitalista. Se sugiere, además, que el estudio de la formación de las culturas y los valores puede beneficiarse del análisis del marco histórico de los modos de desarrollo sucesivos de las economías modernas, lo que se ha dado en llamar ciclos largos o de Kondratiev.
Existen dos razones de peso para elegir este enfoque y este marco. La primera es la incontestable evidencia de los hechos: entre 2007 y 2009 las economías desarrolladas sufrieron la recesión general más profunda registrada desde 1929, lo que se podría considerar una prueba del impacto del ciclo Juglar. Sin embargo, este fenómeno ocurría después de varias décadas de suave expansión con numerosas recesiones, bajas tasas de acumulación y profundos desequilibrios financieros y estructurales que evocaban el efecto de los procesos más largos de reajuste económico y social, descritos por los ciclos largos. La segunda razón también guarda relación con el propósito de este libro colectivo y es la evidencia del impacto de procesos históricos como la revolución tecnológica que se está dando en la actualidad. Tal y como Chris Freeman ha señalado repetidamente en su trabajo, en materia de desarrollo económico el quid de la cuestión es la concordancia o la discrepancia entre el sistema tecnoeconómico y el sistema socioinstitucional, y estas largas fases de ajuste o de crisis marcan cada etapa del crecimiento económico moderno o desarrollo capitalista2. Para muchos, la pregunta es, por tanto, por qué la profunda revolución tecnológica en curso está cambiando las condiciones económicas generales con tanta lentitud. O, para el propósito de este capítulo, ¿cómo contienen o conforman los cambios de las condiciones económicas generales la evolución de los valores y las culturas?
En el siguiente artículo, explicaré que este cambio está en camino y que es más profundo de lo que se cree. Nos centraremos, en concreto, en las mutaciones registradas en el panorama de la cultura, tanto en el sentido más estricto de la producción de artefactos culturales que generan significado y proporcionan referencias como en el sentido más amplio relativo a los cambios de los valores que se propagan por las comunidades y las sociedades sometidas al impacto y al desafío de una innovación radical.
Para presentar esta breve contribución, resumiré las características comunes de cada uno de los cuatro ciclos largos, visibles también en la aparición del probable quinto ciclo. Según este planteamiento, la causa del prolongado y contradictorio proceso de ajuste estructural y de las crisis sucesivas con un bajo nivel de rentabilidad y acumulación —y con fuertes tendencias a concentrar el capital en arriesgadas aplicaciones financieras a corto plazo— es que existe una discordancia entre las capacidades tecnológicas ya existentes y la reestructuración económica de las principales economías. Esta fue la razón de los largos periodos de expansión lenta y crisis generales que han tenido lugar en el pasado y podría serlo del actual, si nos basamos en los ciclos largos precedentes del desarrollo económico. Esta discordancia genera, además, tensiones sociales y culturales.