¿Porque historiador Luis González tomo en cuenta la historia nacional y regional?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La microhistoria se interesa por el
hombre en toda su redondez y por
la cultura en todas sus facetas.
Luis González
Como es sabido, con la publicación en 1968 de Pueblo en vilo, auténtico bestseller de la bibliografía académica, don Luis comenzó a transitar por una década de éxitos incesantes: hubo que reeditar tres veces, cada vez con mayor tiraje, la microhistoria de San José de Gracia; en 1971 ganó el premio Haring de la American Historical Association; se tradujo al inglés en 1974 y al francés en 1977. Sin duda, Pueblo en vilo había traspasado las barreras tradicionales del mundo historiográfico.
Desde entonces, la microhistoria de San José de Gracia se convirtió en bibliografía sugerida —cuando no referencia obligada— para los estudiosos y estudiantes de diversas disciplinas sociales. No sólo eso, Pueblo en vilo comenzó a ser leído, conocido, apreciado en sectores amplios y variados de la sociedad —políticos y académicos, aficionados y estudiosos de la historia en múltiples lugares de la república—, lo que obligó a don Luis a dedicar mucho tiempo a pensar, escribir, desarrollar argumentos, dar pláticas y conferencias acerca de lo que entendía por microhistoria.
El resultado fue la confección de dos volúmenes dedicados a explicar cómo se cocinaba —decía él— ese asunto que estaba dando tanto de qué hablar entre estudiosos y profanos, entre cercanos y lejanos: Invitación a la microhistoria, selección de artículos, publicado por primera vez en 1973 y reeditado, con modificaciones, en 1986; y Nueva invitación a la microhistoria, también una colección de trabajos que salió a la luz por primera vez en 1982. El artículo "Municipio en vilo"", publicado en el libro Todo es historia, complementa los trabajos aparecidos en los dos volúmenes mencionados. Esos textos hacen evidente que don Luis conocía a fondo, en verdad, de manera exhaustiva, la antigua y variopinta trayectoria de la microhistoria que se había practicado en el mundo y, desde luego, en México desde los tiempos más remotos.
En esos años don Luis dio a la luz, además, otras tres microhistorias: en 1971 La tierra donde estamos, que adjetivó como "Apuntes de historia regional y local del occidente mexicano", por encargo del Banco de Zamora, y dos monografías municipales: Zamora y Sahuayo, publicadas ambas en 1979.
La profusión de escritos y textos de tema microhistórico ha dejado en la penumbra otra de las grandes, persistentes, originales e imperecederas líneas de trabajo que forman parte indisoluble de su itinerario intelectual: la investigación regional que practicó mucho, pero acerca de la cual escribió y habló menos. Entre una y otra, es decir, entre microhistoria e historia regional existen semejanzas, encuentros, pero también diferencias que vale la pena tratar de conocer y descifrar. De ese intento trata este trabajo.
La decidida opción de don Luis por la microhistoria tiene que ver, por supuesto, con lo que él llamaba su natural miopía, que hacía que le gustaran "las nimiedades... [que] lo regocijaran los pormenores despreciados". Pero tiene que ver también, por supuesto, con las certezas intelectuales que había acuñado en sus años formativo. es pero que te ayude