porque gran parte de la población indígena y afrodescendiente en el país carece de acceso de servicios básicos y viven en condiciones de vulnerabilidad?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:Nacional en los siglos XIX y XX, así como en el funcionamiento de las estructuras sociales y económicas
operantes hasta nuestros días. En cambio, el color de
la piel, la cultura o la religión como razones de la
exclusión y el racismo obedecen a mecanismos social
y culturalmente creados por la sociedad para “justificar” de manera seudocientífica tal exclusión. En muchos países se sigue considerando a los negros e indígenas como seres inferiores o de segunda categoría, por
ello se les excluye del sistema educacional y se les relega a los peores trabajos. La consecuencia directa de
este fenómeno es la pobreza en que están sumidos
millones de indígenas y afrodescendientes.
La evolución económica reciente ha incrementado
el déficit social, producto de un crecimiento económico inferior al desempeño histórico de la región y de
serias falencias en materia distributiva (CEPAL, 1997),
lo que ha profundizado la brecha que hay que salvar
para alcanzar una mayor equidad. La pobreza se ha
acentuado durante la última década, afectando con
mayor fuerza a sectores específicos de la población,
como los pueblos indígenas y afrodescendientes, que
presentan un déficit histórico respecto de sus posibilidades de acceso a los beneficios económicos y de reconocimiento de sus identidades y derechos colectivos.
La discriminación étnico-racial de hoy, heredera
en gran medida del colonialismo luso-criollo e hispano-criollo, es la manifestación de formas renovadas de
exclusión y dominación constituidas en regímenes de
“colonialismos internos” que contradicen el mito de
una integración real. Al contrario, la integración de los
pueblos indígenas y afrodescendientes ha tenido más
bien un carácter simbólico en el discurso y negador en
la práctica.
La pobreza, la marginalidad y la exclusión se han
convertido en una característica estructural para los
pueblos indígenas y afrodescendientes. En los escasos
estudios comparativos existentes, las cifras de pobreza desagregadas por origen étnico-racial muestran diferencias de varios puntos con respecto al resto de la
población. En los casos más extremos, como Guatemala, México y Perú, la diferencia entre indígenas y
no indígenas puede alcanzar de 20 a 30 puntos porcentuales (Psacharopoulos y Patrinos, 1994).
La situación actual de los pueblos indígenas no
es comparable a la de unas décadas atrás, cuando un
porcentaje mayoritario residía en zonas rurales y eran
percibidos por el Estado y la mayoría de las personas
como campesinos pobres. A partir de la década de 1970
la situación comenzó a cambiar drásticamente. Por una
parte, subsisten amplias áreas y territorios indígenas,
las denominadas tierras ancestrales; por otra, la migración hacia las ciudades ha creado nuevas áreas de residencia en las que habitan grandes conglomerados
indígenas de origen rural, así como las descendencias
sucesivas de las migraciones más antiguas.
En el caso de los afrodescendientes, si bien una
parte importante de ellos reside en los sectores urbanos, especialmente en las grandes metrópolis de la
región, un sector creciente de su población rural reclama en la actualidad que se les incorpore a los procesos de titulación de sus tierras y protección de sus territorios.
La educación formal es otro núcleo de inequidad,
no tan sólo por los problemas de acceso y cobertura,
sino porque los sistemas educativos han pretendido que
a través de la educación, y en un plano opuesto al reconocimiento de la diversidad y el respeto a sus derechos colectivos, se consiga la asimilación e integración
de los distintos grupos étnico-raciales a la cultura e
“identidad nacional”.
En contraste con las posturas asimilacionistas y
tendientes a la dominación, en los últimos años ha
surgido un conjunto de estrategias para abordar el problema de la educación entre los indígenas. Se trata de
experiencias basadas en los principios de la interculturalidad y el bilingüismo.2 La difusión de estos modelos educativos ha sido lenta, aunque en países como
Guatemala, Ecuador y Bolivia han adquirido importancia nacional. Los avances actuales se deben en gran
medida a la promoción y apoyo a la interculturalidad
y a los derecho