Ciencias Sociales, pregunta formulada por basilioandradeaugust, hace 23 horas

porque el bien común es más importante que el bien personal​

Respuestas a la pregunta

Contestado por danigon7
1

Respuesta:

Resumen

El artículo aborda el problema de pensar el bien común como algo ajeno al bien individual, y aporta reflexiones que superan esta dicotomía mediante el pensamiento de Maritain, apostando a una armonía entre el primero y el segundo, de tal manera que individuo y sociedad puedan complementarse mutuamente y buscar su propio desarrollo y perfeccionamiento; también se realiza un análisis sobre estas propuestas para detectar su viabilidad.

Por último, se complementa la reflexión sobre el bien común a partir de una lectura desde los principios de la Doctrina Social Cristiana para complementarlo.

Main Text

El origen del debate entre individuo y sociedad puede remontarse a la época del advenimiento de la racionalidad moderna, cuando el ser humano se sabe libre e independiente de su entorno y elige, como mencionaría Kant, «su mayoría de edad». Así, se muestra escéptico frente a los grandes paradigmas de pensamiento que habían permeado hasta entonces y funcionado como reguladores de las conductas individuales y colectivas; entre ellos, la idea de la sociedad se desvanece ante el deslumbramiento de la propia libertad ilimitada, y surge entonces el deseo de posicionarse por encima de la sociedad y exaltar su individualidad.

Fincada entonces en los ideales propios de la modernidad, a saber, el progreso y la razón, se erige la naturaleza humana separada y desvinculada de su entorno y de su comunidad.

Innumerables son las consecuencias que se pueden nombrar de esta racionalidad individualista, desde las atrocidades de Aushwittz hasta los catastróficos efectos del cambio climático, dejando entrever el dilema que surge cuando el deseo personal se sobrepone al bien colectivo, marginando la esencial característica de la sociabilidad humana.

De esta manera, el debate contemporáneo entre bien individual y bien común puede también traducirse como el dilema entre felicidad y deber; entre lo que se quiere y desea en un nivel personal y privado y lo que se debe hacia la sociedad y suele plantearse como uno o lo otro; es decir, como si el bien individual excluyera al bien común o viceversa, siendo que son perfectamente conciliables. El bien individual puede conciliarse con el bien común y éste debe procurar aquél, a fin de que ambos constituyan una armonía que permita tanto el pleno desarrollo humano individual como el óptimo desarrollo humano común.

Así, en este artículo se abordarán, en un primer momento, algunas de las concepciones históricas en torno al bien común que lo han llevado a problematizarlo como un falso dilema; en segundo lugar, analizaremos la propuesta de Maritain respecto del bien común, la cual supera las dicotómicas visiones históricas; en un tercer momento, se analizarán las características y elementos del bien común para relacionarlo con otros principios que lo fortalecen y vuelven más práctico, tales como el principio del destino universal de los bienes.

I. Bien individual o bien común: el falso dilema

Plantear que optar por el bien individual, esto es, por los propios anhelos y deseos es incompatible con el bien de la sociedad, que se mueve más en el orden del deber que en el orden del preferir, es un falso dilema. Veamos algunas posiciones históricas.

Ya Aristóteles proponía que la vida buena consistía en la búsqueda de la felicidad, pero ésta tenía que pasar necesariamente por la práctica de las virtudes de la phrónesis y de la justicia; es decir, por la aplicación y puesta en práctica de la sabiduría práctica y de la justicia como virtudes que armonizaban el lugar del individuo en la sociedad, procurando tanto la satisfacción de las necesidades del primero como la armonía del cuerpo del segundo (1).

Para Santo Tomás, la cuestión acerca del bien común se halla unida necesariamente a la ley natural, en tanto que ésta se dirige a aquél, de tal suerte que, si la ley natural en el hombre lo lleva a perseguir el bien de la felicidad, ésta se aplicará también en cuanto a la vida en comunidad del ser humano; es decir, si el hombre busca su felicidad, el ser necesariamente social, deberá buscar también la felicidad proveniente de la sociedad o comunidad en donde está inserto y, así, la ley natural no sólo le dictará los preceptos para su bien, sino también para el bien común (2).

Por su parte, la respuesta de Kant a este dilema desde la ética autónoma (3) lo hace desparecer, ya que le apuesta al cumplimiento del imperativo ético en cada individuo; es decir, basta con cumplir con el deber interno de tratar al ser humano siempre como fin y nunca como medio para armonizar bien individual y bien común. Sin embargo, no se crea que Kant le apostaba al encuentro con el otro o al reconocimiento de su dignidad como punto de partida; más bien la suya era una propuesta individualista, en la que se actúa más por un deber impuesto que por una reflexión convenida.

Explicación:

espero te sirva

Otras preguntas