Historia, pregunta formulada por CaroRc07, hace 2 meses

Porque Columbus Nuevo Mexico ofrecía una recompensa por la cabeza de Francisco Villa?

Respuestas a la pregunta

Contestado por brandonmarotortm
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Respuesta:

El 9 de marzo de 1916, al grito de “¡Viva Villa!” y “¡Viva México!”, más de quinientos hombres atacaron Columbus, Nuevo México, dirigidos por el general Candelario Cervantes, quien ejecutó un plan diseñado por Francisco Villa. Los atacantes fueron rechazados por fuerzas del ejército estadounidense después de una batalla que duró alrededor de seis horas y causó grandes destrozos en el pueblo

¿Por qué Villa atacó Columbus?

A lo largo de 1915 la poderosa División del Norte fue destruida en una serie de terribles batallas libradas contra el Ejército Constitucionalista. Antes de que terminaran esas batallas, cuando la balanza se inclinaba claramente contra el villismo, Estados Unidos reconoció al gobierno constitucionalista encabezado por Venustiano Carranza, lo que sumado a otros hechos convenció a Pancho Villa de que el Primer Jefe había firmado un pacto que convertiría a México en un protectorado estadounidense. Decidió impedir semejante iniquidad mediante un acto de provocación que causara una guerra que salvara a la patria. En realidad, no había tal pacto, aunque Villa tenía motivos para creer en su existencia.

El historiador Friedrich Katz ha explicado que, con el ataque a Columbus, Villa pensaba provocar una intervención estadounidense que debilitara a Carranza y lo obligara a romper su pacto secreto con Estados Unidos… y en el mejor de los casos, provocar la caída de la cabeza del constitucionalismo. Suponía también que la previsible reacción nacionalista sería canalizada por el villismo, que resurgiría de su derrota y podría volver a ser una alternativa nacional al carrancismo. También pensaba que, en la coyuntura internacional, Estados Unidos no ocuparía México, que la intervención sería limitada.

Esa última esperanza se cumplió casi de inmediato: el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, había logrado hasta entonces contener la agresividad de la derecha e importantes sectores de la opinion pública, que exigían intervenir en México, pero ante el clamor provocado por el ataque villista tuvo que ceder, cuidándose de no hacerlo en gran escala: no quería comprometer al ejército en México cuando para él era inminente la guerra contra Alemania, en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Le escribió a un cercano colaborador: “Empieza a parecer que la guerra con Alemania es inevitable. Si viene, y ruego a Dios que no sea así, no quiero que las energías y las fuerzas de Estados Unidos tengan que dividirse, porque necesitaremos hasta la última onza de reserva”.

El resultado, en palabras de Wilson, se presentó el 10 de marzo: “Una fuerza suficiente será enviada de inmediato en persecución de Villa, con el solo objeto de capturarlo y poner fin a sus desafueros. Esto puede hacerse y se hará como ayuda amistosa para las autoridades constituidas de México y con escrupuloso respeto a la soberanía de esa república”.

El 15 de marzo cruzó la frontera la vanguardia de la “Expedición Punitiva”. Integraban la columna cuatro regimientos de caballería: 7º, 10º, 11º y 13º, que tenían la encomienda de perseguir a Villa. Dos regimientos de infantería, el 6º y el 16º, se encargarían de custodiar los campamentos y comunicaciones. La columna traía consigo ocho cañones de montaña y ocho aeroplanos a las órdenes del capitán Benjamín D. Foulois. En total, 4 800 hombres bajo el mando de John J. Pershing.

El 17 de marzo Pershing estableció su cuartel general en Colonia Dublán (Nuevo Casas Grandes): ahí permanecería su base de operaciones durante toda la expedición, pues los norteamericanos se sentían cómodos entre los colonos mormones, de origen estadounidense y angloparlantes, que vivían en esa población.

Pershing se enteró de que Villa estaba en Babícora y envió allá a los setecientos soldados del 7º de Caballería (sí, el mismo regimiento destruido por los nativos siux de Toro Sentado en Little Bighorn, en Montana). El Centauro del Norte se acercaba, los atraía, jugaba con su lentitud, como lo ilustró el piloto carrancista Alberto Salinas Carranza: los expedicionarios estadounidenses iban excesivamente cargados y recorrían de 28 a 35 kilómetros diarios, “nuestras soldaderas, a pie, recorrían esa distancia”.

Cuando los estadounidenses llegaron a Babícora, Villa estaba en Rubio; cuando llegaron a Rubio, Villa iba hacia Namiquipa; cuando se acercaron a Namiquipa, Villa había dado una paliza a una columna carrancista y abandonó la cuenca del río Santa María para remontarse al río Papigochi. Como resume Paco Ignacio Taibo II, Pancho no parecía tener prisa: no deja que lo alcancen pero juega con ellos. Quiere atraerlos al corazón de Chihuahua.

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