porque china surge como nuevo centro de poder
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Internacional
Así fue como China se convirtió en una potencia económica mundial
Estados Unidos tendrá difícil mantener su dominio ante la importancia que seguirá sumando el país asiático.
La economía china se habría expandido en 7,3 por ciento en el tercer trimestre.
INTERNACIONAL POR: PORTAFOLIO
FEBRERO 18 DE 2020 9:13 A. M.
Desde una perspectiva histórica amplia, a partir de la Segunda Guerra Mundial se produjo una modificación profunda de la geopolítica, que consistió en que los dos centros del poder fueron los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Durante la contienda fueron definitivamente desplazados los centros de poder anteriores, encabezados por Londres, Berlín y París, y detrás de ellos Roma. Ya no contaban Madrid ni Estambul.
(¿China, potencia global o país en desarrollo?).
China, por su parte, que había sido siempre la cabeza de su propio sistema internacional, había dejado su posición de líder luego de que en 1894 perdiera una guerra definitiva contra Japón y, a mediados de siglo, tras los desastres de la Segunda Guerra Mundial, enfrentó una cruenta guerra civil que terminó con la victoria del Partido Comunista Chino, encabezado por Mao Zedong, y la república partida en dos Estados.
En 1946, el mundo empezaba a ser regido por las políticas y las acciones militares emprendidas y dirigidas por Washington y Moscú, que dieron forma a un nuevo orden internacional dirigido por una dimensión formal, representada por las Naciones Unidas, y una informal, encarnada en la Guerra Fría. Esta última, que en los hechos modeló y dio realidad al orden internacional y posibilitó una geopolítica específica, terminó en 1991. Los Estados europeos pasaron a ser potencia de segundo orden, conservando unas credenciales históricas, pero pocas palancas de poder real.
Para 1992, muchos observadores identificaron que Washington se erigía en el gran poder global. Muchos hablaron de Estados Unidos como una hiperpotencia, algo que en realidad solo había sido de 1945 a 1949, cuando poseía en solitario la más avanzada forma de destrucción militar, la bomba nuclear.
(¡China se ha puesto en pie!).
Sin embargo, pronto fueron apareciendo los rasgos que definen el mundo contemporáneo: del mundo occidental la única potencia de alcance global era EE. UU., y su alcance de poder resultaba un poco ambiguo, con una influencia variable, a pesar de que a lo largo de las últimas décadas ha acumulado una riqueza y un poder económico poco comparable con otros competidores.
La República Popular de China se fue convirtiendo de forma acelerada, sin contemplaciones ni pausas –desde las reformas de gobierno introducidas por Deng Xiaoping, a partir de 1978–, en una creciente potencia económica. Se reformó industrialmente, con soportes muy evidentes en la industria y en el desarrollo científico surgido de la reforma universitaria de 1979, la cual tuvo como punto central su desideologización y la introducción plena de los principales desarrollos científicos y tecnológicos mundiales.
A esta potencia económica, China fue aunando una muy seria modernización militar, una diplomacia en expansión y una ortodoxia fuerte en el manejo de sus divisas y la recepción controlada de inversión extranjera directa.
Para el 2001, luego de los atentados del 11 de septiembre, EE. UU. inició una expansión global sin precedentes bajo la idea de que podría controlar los cambios y el rumbo político de Asia Central, a través de dos guerras, la de Afganistán, más enmarcada en la necesidad de una venganza rápida contra Al Qaeda -red terrorista protegida por el régimen de los talibanes- y la guerra de Irak, con la que pretendía mostrar una posible vía de democratización de Oriente Medio, abriéndole un camino de adhesión al mundo occidental, entre otras razones.
Las dos guerras fueron un gran fracaso estratégico y dejaron claro que se produjo un movimiento del centro geopolítico hacia el mundo asiático.
El epicentro de desarrollo económico del mundo, en las dos últimas décadas, y a pesar de los buenos desempeños económicos de la Unión Europea y de EE. UU., se ha ido hacia el Asia Pacífico, junto con las rutas que conectan con el océano Índico, concentrando a tres de las grandes economías globales: China