Castellano, pregunta formulada por abadjuliana18, hace 1 año

porfa ayudemen con esta tarea.

Construya un cuento

Construya un cuento grupal aplicando las reglas ortográficas que refieren a: Usos de haya, halla, a ya; hay, ahí, ay; porqué, porque, por qué, por que, como también al uso de mayúsculas; puntuación y acentuación. Para efectos siga la siguiente rúbrica.

Respuestas a la pregunta

Contestado por belenletras
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- Tarea:

Construya un cuento aplicando las reglas ortográficas que refieren a los usos de las siguientes palabras: haya, halla, aya, hay, ahí, ay, porqué, porque, por qué, por que. Como también el uso de mayúsculas, puntuación y acentuación.

- Solución:

Había una vez un niño que se llamaba Juan. El tenía diez años. Pertenecía a la clase social alta. Su padre, Pedro, era dueño de muchas tierras, allí tenía a muchos hombres trabajando que se dedicaban al cultivo, él vendía los productos y ganaba muchísimo dinero.

Su madre había fallecido cuando él era muy pequeño. Como su padre no tenía tiempo para cuidarlo, había contratado a una aya. Ella se llamaba María, tenía cuarenta años. Era una mujer muy buena y dulce.

Juan tenía de todo: juguetes, juegos, mascotas, una casa hermosa, un patio enorme, comida de todo tipo y demás. Pero a pesar de todas las cosas materias que tenía, él no era feliz porque su padre era muy malo con el niño.

Pedro siempre le echaba la culpa a su hijo de todas las cosas malas que le pasaban, pero este nunca tenía la culpa. Si las ventas habían bajado le decía que era culpa de Juan porque este había traído desgracia desde que había nacido. Si algo en la casa se rompía lo castigaba porque pensaba que él había sido, pero el nene no era el responsable. A Pedro también le gustaba beber y cuando se alcoholizaba le daba grandes palizas a su hijo sin ningún motivo.

El niño no entendía el porqué de las acciones que cometía su padre contra él. Cada día se hacía la misma pregunta: ¿por qué no me quiere? Pero no tenía una respuesta. Él siempre se portaba bien, le hacía caso a su padre, realizaba sus tareas, ayudaba a quién necesitaba, etc. Era dulce, bueno, amable, servicial y respetuoso. No había ningún motivo por que era tratado así.

Muchas veces Juan lloraba por las noches por el maltrato que sufría y repetía continuamente la misma frase: ¡Ay! Me duele el corazón. ¡Ay! La vida duele. ¡Ay! este dolor es insoportable.. María siempre intentaba tranquilizarlo y lo abrazaba. Le decía que en el mundo siempre hay maldad, pero que algún día él ya no sería víctima de esa maldad y que encontraría la felicidad.

Una noche Pedro llegó muy borracho a la casa. Entró en la cocina y ahí se encontró con Juan y la aya. Sin ningún motivo, su padre tiró el plato de comida que estaba comiendo Juan contra la pared. También agarró los vasos de la mesa y los revoleó. Luego comenzó a darle una paliza tremenda a su hijo. El niño no paraba de llorar.

María se metió y los separó. Cuando lo hizo recibió un golpe de su patrón y esto causó que se le parta el labio. Cuando Pedro la vio se dio cuenta de todo lo que había hecho y se sintió muy culpable. Pidió perdón mil veces, pero María le dijo lo siguiente:

"Usted siempre halla la manera para que todos lo perdonen. Pero esta vez se terminó. Espero que esta vez haya entendido que lo que hace daña a muchas personas. Si sigue así se encontrará solo en la vida y sentirá tanto dolor como el que siente su hijo."

Al decir esto, María tomó el dinero que por tantos años había ahorrado y también agarró las pertenencias del niño y de ella. Se marcharon a un pueblo muy lejano. María buscó un nuevo trabajo y siguió cuidando al niño como siempre lo hacía. Desde ese día Juan conoció la felicidad. Ya no había dolor, ya no había lagrimas. Era feliz todos los días, su vida estaba llena de alegría.

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