PORFA AYUDA NO SEAN MALOS
Los seres humanos tenemos cuatro dimensiones relacionales: con nosotros mismos, con los
demás, con la naturaleza y con Dios. Describe, cómo se encuentran actualmente tus relaciones
de acuerdo con cada dimensión.
Relación conmigo mismo.
Relación con la naturaleza.
Relación con los demás.
Relación con Dios.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La estructura de esta área curricular está fundamentada en cuatro dimensiones relacionales de la persona.
El área Formación Integral Humana y Religiosa asume y privilegia como horizonte de su accionar educativo cuatro dimensiones relacionales de la persona que, entroncadas, constituyen el fundamento para la formación en valores y actitudes en un mundo cambiante y desigual por lo que propicia una relaciones más profundas y equilibradas consigo mismo/a, con los y las demás, con la naturaleza y con Dios, en un proceso que favorece afianzar el valor de la vida en sus ámbitos personal, social y espiritual.
Estas dimensiones se describen de la siguiente manera:
a) Dimensión, Relación consigo mismo, misma.
Esta dimensión propicia que cada estudiante se descubra como persona única e irrepetible, investida del valor supremo de la vida y de una dignidad sagrada, imagen de Dios, de modo que desarrolle su autovaloración, su auto aceptación, su identidad, su autonomía a través del aprecio de sí y de una rica vida interior marcada entre otras cosas por la capacidad de silencio, de reflexión y de autocontrol. Este valor supremo y dignidad sagrada alcanzan una valoración universal en los derechos y deberes de la persona humana.
b) Dimensión, Relación con los y las demás.
Es una impostergable responsabilidad individual y colectiva aprender a convivir, es decir, crear condiciones que favorezcan mejores relaciones entre las personas, en la diversidad de los ámbitos afectivos, familiares, socio-económico, socio-político, cultural y religioso entre otros. De esta manera se contribuye al desarrollo de la sociabilidad que se inicia en el ámbito familiar para la construcción de una sociedad incluyente, participativa y responsable sobre la base de la equidad, la justicia, el diálogo, la solidaridad y el respeto, de modo que aprendan a enfrentar y resolver conflictos interpersonales, a realizar un trabajo colaborativo en equipo, a desarrollar su capacidad de organización y a ejercer de manera consciente sus derechos y deberes o responsabilidades.
c) Dimensión, Relación con la naturaleza.
La construcción de relaciones de respeto, conservación y cuidado de la naturaleza, como casa común[1] de todos los seres vivos y matriz de la vida del planeta, es una manera de corresponder al don gratuito de la creación, entendida esta gratuidad no como despilfarro y uso arbitrario de los recursos y bienes, sino como una invitación a desarrollar una actitud responsable hacia el cuidado, preservación y respeto de la misma.
Es además lograr el equilibrio armónico de los componentes del medio ambiente que permitan establecer la alianza entre el ser humano y éste, de modo que favorezcan la vida digna de las personas y de su entorno en toda manifestación y circunstancia. Esta es una de las dimensiones fundamentales que orientan la práctica de la FIHR y de otras áreas hacia un compromiso de cooperar en iniciativas concretas por el desarrollo sostenible que supere la lógica utilitarista e individualista.
d) Dimensión, Relación con la Trascendencia.
La apertura y la búsqueda de la trascendencia es un rasgo natural y fundamental de los seres humanos y muy especialmente en nuestro contexto dominicano donde el cristianismo tiene profundas raíces. El sistema educativo dominicano se fundamenta en dichos principios.[2]
El tipo de relación que se establece con la trascendencia y la imagen de Dios que se desarrolla a lo largo de la vida, condiciona seriamente el tipo de biografía personal y social que se construye. El tipo de relación que se establece con la trascendencia y la imagen de Dios que se desarrolla a lo largo de la vida, condiciona seriamente el tipo de biografía personal y social que se construye. Por lo que se reconoce la Trascendencia como el Dios de amor revelado en la Biblia en la persona de Jesús de Nazaret, cuyos valores y actitudes señalan una propuesta de vida personal y grupal.
Es esencial para esta área propiciar una relación adecuada de los y las estudiantes con un Dios personal, cercano, revelado en la Biblia como un Dios de amor, cuya Palabra se hace vida en la persona de Jesús de Nazaret, quien comunica que Dios es como un Padre o una Madre que perdona y acoge siempre, y Él se define como “Camino, Verdad y Vida”[3].
[1] Documento de Aparecida: V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Documento Conclusivo). Aparecida. Brasil. Núm. 125. Mayo 2007.
[2] Cfr. Ley General de Educación, 66´97, Art. 4e.
Explicación: